Cuando mi terminal Retinae parpadeaba tiñendo mi visión de un color rojizo era señal que había llegado un caso extremo.
De hecho, llegó al centro de recuperación cerebral con daños muy graves.
Era un 'Jonny Mnemonic'.
A todos los llamábamos así, no solían tener nombre.
Yo no sé mucho de criptotecnología.
Todo lo que puedo saber sobre estos temas lo he leído en libros de esos premonitorios de siglos y siglos atrás (de donde viene ese nombre) y en algunas investigaciones personales superficiales.
Su cerebro ahora mismo tenía más cantidad de información que la almacenada sobre sexo en toda la Edad de Silicio.
La jovencita que se disponía a quitarme el puesto en la unidad de recuperación neuronal tenía muy poca experiencia en estos casos, así que le insté a que prestara atención eidética a mis explicaciones sobre el proceso de recuperación.
Antes, me dirigí al androide que había traído a Jonny 42 para preguntarle a quien deberíamos informar de los avances. Aunque sabía por experiencia que no me diría nada.
Los androides son muy útiles en caso de que quieras hacer un encargo privado o quieras proteger tu identidad, puesto que pueden prescindir de autentificarse en cualquier organismo social, según el tratado de las tres leyes. Así que la mayoría las personas los utilizaban como recaderos anónimos para sus turbios quehaceres, siempre y cuando los androides no detectaran posibles infracciones de cualquiera de las tres leyes.
Su respuesta fue la misma que ya había escuchado cientos de veces:
- Me quedaré esperando en la sala habilitada para tal efecto hasta que terminen la operación.
- De acuerdo, pero eso puede llevarnos meses, incluso más.
- Por favor, indíqueme la sala habilitada para la espera. Gracias.
Se me quedó mirando sin expresión. Entendí que esperar a él no le importaba.
Le acompañé hasta la sala de espera y volví sobre mis pasos. Había varios androides en ella, no sé cuánto tiempo llevaría cada uno. Sólo sé que algunos de ellos estaban antes de que yo ingresase en el cuerpo cyborgmédico.
Algunos de nuestros pacientes mantenían secretos guardados que quizá ya no interesaban a nadie.
- Asistente, acérquese para hacer un reconocimiento de Jonny 42, por favor.
Ella se acercó cautelosamente, observando la cara inanimada de Jonny 42, temiendo que pudiera despertarse.
Sus rasgos eran muy característicos, pues tenía Síndrome de Down.
Se mezclaban en su rostro las cualidades angelicales, bobaliconas y cándidas con la circuitería biónica propia de los ampliados. Como pude apreciar en nuestro amigo, era de última generación.
- Veamos - dijo la joven simulando un tono neutro y profesional - mmmmm, no veo por ningún lado el conector principal de datos.
- Sí, justamente estaba pensando que las cosas van muy deprisa últimamente. ¿Ves esta especie de grano en la sien?. Se trata del conector wireless. Según el volumen o privacidad de los datos era más seguro usar un sistema punto a punto pero estas personas tienen una capacidad de proceso tan grande que pueden controlar la seguridad y el flujo de datos a la vez.
- Son como dioses.
- Bueno, quizá no sabrás que hubo un tiempo en que se los llamaba "disminuidos". También las personas con mutaciones eran infravaloradas.
Ella se quedó con una cómica mueca de duda en la cara, como si no creyera lo que estaba diciendo.
No soy muy docto en la materia, pero a medida que mi trabajo se especializó en el mantenimiento y restauración de ampliados el tema me interesó más y más, estudiando la historia de estas pobres personas que habían sido tratados a voluntad por el resto desde hacía muchos tiempo.
Hace algún tiempo las claves de criptografía se construían a partir de enormes número primos. Con el tiempo y la capacidad de las nuevas computadoras biónicas, el sistema se volvió poco fiable: hasta un niño de 5 años podía desencriptar los archivos más secretos de cualquiera.
Los avances en genética proporcionaron una nueva forma de asegurar la privacidad de los datos, a partir de la codificación. personal e intransferible, a partir de lo que se llama comúnmente criptografía base ADN-23.
Luego se dieron cuenta que algunas personas, sobre todo con diferencias genéticas marcadas, tenían un tipo de ADN o una configuración cromosómica diferente.
Ellos fueron los escogidos para guardar la información de muchos otros, cuyo ADN fuertemente tratado y modificado podía ser fácilmente hackeado.
Así, los avances más importantes de cyborización se hicieron sobre estos individuos, que como decía mi dulce pupila, les proporcionaron poderosas herramientas sobres sus cerebros, llegando al nivel de los dioses.
Ellos son tan valiosos hoy en día como lo fueron en su día los números primos fuertes.
Solían ser engendrados en las reservas, y casi todas las ocasiones sus habitantes los escondían para que no "se los llevaran". Esto había generado un conflicto de tráfico de personas que escocía a mucha gente. Era un tema delicado.
Seguimos con el análisis, conectándolo a las terminales.
- Veamos, hay varios sectores de su memoria cyborizada que están "carbonizados". Por lo visto ha debido de tener un corto.
- ¿eso es poco frecuente no? Ahora que los circuitos son totalmente neuronales...
- Se da el caso algunas veces, cuando la información a almacenar es mucha, o se intenta sobreescribir memoria, o se intenta acceder a ella de maneras poco lícitas.
- ¿cree que ese es el caso?
- no lo sabremos con seguridad hasta que no podamos reanimarle con su cerebro a nivel básico. Muchas veces ellos saben mejor que nadie qué ha pasado, pero no lo pueden resolver.
- ¿eso es lo que haremos? desconectaremos todos los circuitos y le preguntaremos, ¿así de simple?
- tenemos que empezar por algo.
Tras una operación complicada con nanocirujía dejamos al sujeto desconectado de todo ese gran peso que parecía llevar y esperamos a ver si se levantaba.
A veces no ocurría nunca, como en muchos de los casos que teníamos "almacenados" en las salas de mantenimiento.
Mientras tanto pasamos lista a todos los demás por si había cambios.
Tomamos Mascafé en la salita, ella modificaba su avatar en su consola Oculus para saber qué se pondría para una fiesta a la que había sido linkada.
Siempre recordaré aquel grito desesperado que oímos, por primera vez en nuestras vidas, que contenía sufrimiento e incomprensión.
Fuimos lo más rápido que pudimos pero ya era muy tarde, la sala de mantenimiento era una carnicería.
Nuestro amigo había desconectado a todos y cada uno de sus homólogos, los había separado de las consolas de cualquier manera, y muchos de los circuitos (algunos bastante antiguos) estaban desparramados por el suelo.
Cerramos la sala como pudimos y conectamos con la seguridad del recinto para que nos ayudaran.
Cuando lograron reducir a Jonny 42 y tranquilizarlo con grandes dosis de dopamizepan, aquel balbuceo incesante se convirtió en un mensaje más legible, aunque todavía distaba mucho que pudiéramos entenderlo del todo.
Mi estructura familiar no tenía nada que ver con la que pudieran tener otros grupos sociales, y mucho menos con las relaciones arcanas de los habitantes de las reservas.
Solo decía "quiero ir con mi mamá!" y curiosamente, al borde de la brecha que nos separaba a ambos, a parte de que mi intelecto y el suyo fueran tan dispares, el mensaje llegó a alguna parte de mi cerebro que no supe identificar, e hizo que por primera vez en mi vida experimentara qué se siente cuando cierta cantidad de solución salina se desliza por el rostro, vertida directamente desde mi glándula lacrimal.
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