domingo, 12 de enero de 2014

Volver donde lo dejamos

- ¿Sabes porqué estás aquí?
- Supongo que sí, me vais a quemar. Voy a salir despedido por esa puerta y nunca más se supo...
- Creo que entiendes las repercusiones que tiene tu trabajo en el mundo, perdón, jeje, en los mundos, en los que vivimos.
- Yo sólo trataba de desviarme un poco de las tendencias. Estoy harto de seguir el camino que otros me dictan.
- Ya nadie dicta tus caminos. Vuestro trabajo es realmente complicado, si ninguna máquina puede realizarlo es que realmente vale la pena. Pero aún así ¿sabes cuántos hay allí afuera capaces de reemplazarte? ¿sabes que en cuanto liberamos la programación de la RV la gente se volcó en compartir sus fantasías sin freno? ¿sabes cuánto estamos perdiendo?
- No lo entiendo, no entiendo qué estamos perdiendo. ¿dinero?
- Desde luego que no, no seas estúpido. El dinero es una nimiedad ahora mismo. Estamos perdiendo prestigio. Las empresas como la nuestra tienen una vida muy corta. Sin embargo nosotros estamos aquí desde el principio. Pero estamos perdiendo, hummm,¡magnetismo!
- ¿y eso es culpa de la gente que ya puede hacer realidad lo que imagina? ¿o es culpa de que la era de la RV precocinada a llegado a su fin?
- No sé, en fin, no puedo predecir el futuro. Lo único que sé es que la gente hace cosas realmente vulgares. Vosotros tenéis en vuestras manos el buen gusto, la capacidad de creación, la elegancia de las físicas reales. Sabéis lo que hacéis y el resultado es bueno por eso. Pero toda basura que meten los nuevos... Esos idiotas no tienen ni idea de física de integración, ni de sensosimulación, ni principios, ¡ni gusto! solo saben sacar a la luz sus más tórdidas fantasías. Uno también se cansa de eso.
- ¿Entonces? Yo intenté darles lo que querían, pero con la elegancia de la que hablas! No entiendo porque he sufrido esta persecución!
- Digamos, que lo que has hecho... está "demasido bien hecho". Y puede ser peligroso. Llevas a la gente por un mal camino.
- ¿lo has vivido, entonces?
- Yo no necesito meterme en esas consolas de adolescentes para comprobar vuestros resultados. Sería poco ético. Simplemente me informo a través de las estadísticas. Decían que lo tuyo era muy bueno.
- Yo diría que solo es transgresor, y bello.
- No me han llegado reportes de belleza, precisamente.
- Mira, no quiero perder más tiempo. Si estoy aquí para que me despidas, hazlo. Ya me buscaré la vida.
- Ya no hay nada que buscar.
- Te equivocas. Y es la segunda vez.

Cerró de un portazo la puerta. Yo ya estaba levantado mirando por la ventana de mi oficina, a más de 2 km de altura sobre la altura del mar, sea lo que sea eso.
Era uno de los mejores creadores de mundos virtuales, pero esta vez las presiones de los de arriba fueron determinantes.
Querían promover una serie de "valores" en los productos para remarcar su naturaleza posthumanista, con fuerte acento en lo de humanista.
Le había mentido. Por supuesto que me había metido y lo había probado. Y su trabajo era realmente bueno. Pero tenían razón los de arriba: tanto esfuerzo hasta ahora para deshacernos de emociones contradictorias, tanta evolución en todo tipo de productos tecnológicos para eliminar las sensaciones tóxicas de nuestra mente, tanta inversión en la felicidad... parecía demasiado rebuscado el hecho de que, habiéndolo conseguido (al menos en el 76,453% de la población), nuestros mundos virtuales se utilizaran ahora para volver a despertar a nuestros demonios.

Pero por lo visto, analizando la historia a través de los procesadores gráficos, podías comprobar que habíamos dejado de sentir ciertas cosas.
Desde hacía por lo menos 22 generaciones, había términos que se habían dejado de utilizar.
Había ciertos límites que no quisimos traspasar, eso es verdad.
Hubo una época oscura, en que estuvimos al borde de un precipicio nihilista, en el que los neuroquímicos se dieron cuenta que a través de una nanoválvula podíamos segregar o inhibir hormonas, receptores y enzimas a placer y dar así satisfacción a todos nuestros apetitos "desde dentro".
La historia de las relaciones humanas terminaba ahí, porque el estímulo era ya innecesario. Y no había límites.
Pero gracias a que 3 años antes se había implantado el módulo de Respaldo de Decisiones, las ideas de esos locos hedonistas quedaron enterradas en el olvido: parecía un poco hipócrita por parte de la sociedad, pero en realidad, era solo miedo.
La brecha que se estaba creando entre integrados y no integrados era ya enorme, y con eso solo íbamos a conseguir sentir una nostalgia sorda, como cuando dejan de interesarte las mujeres cuando cumples más de 140.

Lo que más me gustaba del producto de mi genio loco recién despedido era que la realidad solo se construía con personajes y escenarios que estuvieran en tu memoria de nivel 2 (la que contenía tus datos de 20 años atrás). A partir de ahí las emociones surgían nuevas y perturbadoras.
No había personajes inventados, ni lugares desconocidos, ni dragones, ni entornos éxoticos.
Se te permitía volver a jugar con todos los objetos que ya pertenecían a tu mente, pero sin poder modificarlos.
Así podías simular que tu hermana era tu amante, que el centro de desarrollo creativo en el que pasaste tu infancia se incendiaba, volver a tener una conversación con un amigo de hace mucho tiempo, o ver a tus descendientes de nuevo crecer, si se ha dado el caso de que te lo has perdido, como me pasó a mi.
Podías modificar las decisiones ya tomadas y vivir a través de un simulador aleatorio otro camino.
El simulador era realmente bueno, recogía datos ordenados por temporalidad y detalles que uno no es capaz de recuperar, como el olor de un amante, el vestido de aquella chica que conociste en una fiesta o la luminosidad de un día de verano en los arrecifes del Ártico. Y los reproducía perfectamente.

Aunque decían lo contrario, todos los directivos habían probado también la herramienta. Con resultados y opiniones muy diversas. Aún así todos coincidían: aquello generaba desasosiego sin límites.
El pasado es ahora maravilloso teniendo en cuenta las supresiones de recuerdos negativos de raíz, eliminándolas incluso del nivel de memoria 5 (antes conocido como inconsciente).
Según la definición que he encontrado en iPedia, podría decir que hay pocas cosas que produzcan "miedo existencial" en nuestro mundo actual.
Esta era una caja de Pandora que nadie quería abrir.
Por cosas más pequeñas habíamos tenido varios colapsos sociales.
Y los directivos no querían tener esa penosa herencia en sus espaldas.
La historia de los neuroquímicos estaba todavía muy fresca. La sociedad se estaba volviendo algo muy frágil y costoso, desde que éramos nosotros mismos los que manejábamos las riendas.

Hicieron un estudio de viabilidad con mindmiches y la decisión quedó zanjada. Había que eliminar el programa y también a su creador. El pobre diablo saldría del edificio pensando que ya nada peor podía pasarle. El problema era que, una vez llegado al nivel de transportes, unos socios le esperaban para que NADA más pudiera pasarle. Nunca más.

Yo abrí una consola de privacidad en mi consola Oculus VR para comenzar una operación financiera.
Iba a transferir todo mi dinero a un centro asistido de mantenimiento vital virtual.
El problema de la responsabilidad de elegir, es que a veces tienes que probar cosas que te cambian por completo.
A mi me había tocado probar el hecho de poder revivir mi vida de otra manera. Todas las veces que quisiera. Más bien durante el tiempo que pudieras seguir pagando las costosas camillas de inducción de un centro de mantenimiento asistido privado. Gestionaban incluso el cambio de identificación.
La perspectiva de perder a mi familia y mi trabajo, no me producían otra sensación que sosiego y pasividad. Podría volver a encontrarlos.
Podría llenar todos los vacíos que dejaron las decisiones que no tomé y responder todas las preguntas que se quedaron atrapadas en mi garganta.

En la reunión semestral de directivos notaron mi ausencia. Lanzaron ping a todos mis terminales y buscaron en todos los rincones del enorme armazón de kilómetros de altura y anchura que constituía mi ciudad.
Mientras tanto, yo estaba, 15 años atrás, cerrando de un portazo la casa de la que actualmente es mi mujer "para siempre".

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