-Eh!
-¿Que quién eres tú!?
-¿Por qué cojones me has
desconectado??
-¡Contesta!
-¿Quién coño te has creido?
<Tag >¡Qué hago ahora con esto!
¡Qué hago con este cuerpo maltratado!
-¿Tú? ¿Que confundes antología con
coprofagia? jaja.
¡Déjame! ¡Sábes por lo que fue!
¡No! no fue por el tiempo! ni por el calor! y mucho menos por ese
estéril pragmatismo conductista!,... era por toda la desidia que ya
impregnaba el moho que se volvía pegajoso en las paredes!
No podía evitar llegar a mi habitáculo
y pesar una tonelada. Hundirme contra el suelo en un fango oscuro y
rebosante, aquel zulo era el rincón más extremadamente agotador de
cualquier vertedero de ciudad. Siempre, siempre, siempre sé que coño
me pasa, …
Me miro al espejo, ¿lo ves? Es el puto
mono, otra vez, ¡el mono! Necesito probar y atravesar los sentidos,
otra vez tengo el mono de respirar esos malditos isótopos
fluorescentes sin que nadie me mire!
¡¡Vaya mierda!! ¡ Todo el día
quejándose! Solo digo que lo suficiente es más que lo
innecesario, porque ya era innecesario mucho antes de ser
insuficiente. Y gritas, y comes como un cerdo, mientras emanas
putrefacción deseosa de nada. Solo eres otro ruido insidioso contra
el mundo.
¿Y qué hago?? ¿Y que más puedo
hacer?? ¿qué coño más puedo hacer, si soy una puta yonki de la
indiferencia?
Podrías haber despegado mis planos
musculares con el espacio de tus dientes más de cien veces, y
arrancarme el pelo, las uñas y los huesos , pero a ti solo te
preocupaba si conectaba el puto panel para hacer el amor.
¿Aún me preguntas por qué me siento
vacía?
Cerré la puerta de un fuerte golpe, el
eco atravesó el polvo, no sé si alguien lo oyó, pero esta vez
nadie preguntó.
La tenue luz iluminaba las superficies
oscuras creando curiosas ilusiones ópticas. Siempre me había resultado paradójico
que cuanto más desciende el sol, más bello es el atardecer y más
larga es la sombra que proyecta.
Todo estaba en silencio, todo estaba
tranquilo.
Pero yo era ruido , ruido , ruido, y cada vez MÁS ALTO!!
Sujeté el marco con las manos por el
lateral.
Golpeé seca y fuertemente mi cabeza
contra el espejo.
Se rompió en más de mil pedazos, fue un golpe
duro y limpio, aún mantenía las manos temblorosas cuando levanté
la mirada , la sangre caía por mi frente hasta pasar por mi boca,
deslicé la lengua entre mis labios y saboreé cada milímetro de
cada coordenada sangrada en mi piel, era viscosa, caliente y
metálica.
A veces, algunas veces... creo que ya
no tengo existencia, solo duración.
Dicen que esnifé los pedazos de cristal
buscando placer, acaricié cada arista afilada de cada grieta
presionando mis dedos jugando con la leve isquemia dirigida, lamí la
sangre hasta hacerla invisible al ojo humano... o tal vez no.
Por lo menos había conseguido rellenar
unos minutos.
¡Mírate! ¿Ahora qué?!
¡Ya estabas bien!
¿Ahora qué??
¿Ahora? Ahora me voy a dejar flequillo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario