jueves, 30 de enero de 2014

Poyéjali !

La Tierra, desde aquí, está desprovista de vida y de almas.
Es solo una esfera azul flotando en el espacio.
A veces se me olvida que hubo un tiempo en que estuve ahí. A veces olvido que ahí me relacionaba con otras personas.
Se me ha olvidado también todos los problemas colaterales que surgen de esas relaciones.
Ahora, solo puedo disfrutar de algunas cosas que, en este estado, son imposibles de explicar.

El proyecto empezó años atrás, estaba fuertemente financiado y tenía objetivos muy concretos para realizar tareas hasta ahora imposibles para los humanos, incluso para los que se hacen llamar posthumanos.
Eso es solo un disfraz. Las tecnologías están cada vez más cerca de nuestro cerebro. Hay mejoras en velocidad o en almacenamiento. Incluso hay mejoras en la estabilidad emocional, aunque sean muy discutibles.
Pero no ha habido un cambio trascendental.
El proyecto de los seres sinestésicos comenzó como resultado de errores en interfaces cerebrales que permitieron, a las personas que los implementaban, apreciar con unos sentidos otras realidades.
Pero fue un fracaso porque no se obtuvo ningún beneficio real, contrastable: útil.
Pensaban que podríamos desarrollar teorías o llegar a "otras intuiciones" a base de forzar nuestro cerebro para multiplexar funciones.
Necesitábamos leyes físicas o una comprensión mayor de lo que era la energía y la materia para conseguir el santo grial de todos los tiempos: los viajes espaciales a otra escala. La conquista del universo, conocido o no.
No funcionó.
En ese sentido, las cosas quedaron por la mitad. Y mucho de los objetos de estudio, entre ellos yo, quedamos capacitados para funciones sinestésicas que no tenían mucha utilidad.
Nos dejaron aislados aquí, en Luna, como para no tener que mirar a la cara a un producto a medio hacer.

Abandonados, nos entregamos a nuestra propia investigación sobre nosotros mismos.
Sólo sobrevivimos tres personas, pero en unión sinestésica, solo somos uno.
Renombramos a esta nueva unidad y al estado que conseguíamos con ella ser metaestésico.
Un día, durante uno de nuestros ineficaces y descontrolados experimentos, cuando éramos uno, nació la Idea.
Recuerdo perfectamente el momento en que pasó, o más bien recuerdo cuando nos reunimos después del "rito", y nos dimos cuenta, que habíamos generado algo nuevo, que solo en ese estado de unidad podía ser entendido: la comprensión de La Idea solo era posible cuando estábamos en estado metaestésico.
Como en un sueño, en el que abrazas una imagen de algo que deseas, y cuando despiertas miras tus manos en posición de estar agarrando algo con fuerza, y ves desvanecerse esa imagen sin control y acabas por aceptar que así tiene que ser. De la misma manera nos era imposible expresar lo que habíamos creado. Pero existe y está dentro de nosotros.
Si pudiéramos compartirlo con el resto de la humanidad, estoy seguro, el proyecto se refinanciaría y volveríamos a ser esos seres importantes que tienen la llave de un nuevo conocimiento en sus manos.

El ser humano aprecia la realidad de una forma algo precaria. A veces ni siquiera lo aprecia.
Si llegas a la cumbre de una montaña, puedes apreciar la maravilla que tienes delante de ti, pero todo el conocimiento no es procesado por el cerebro, dejando sólo lo relevante a "primera vista".
Así, un geólogo es capaz de ver el material del que está compuesto la montaña que tiene ante sí. Si además el hilo (solo un hilo, claro) de sus pensamientos le hace pensar en el origen, se pone a pensar sobre el movimiento de placas, el vulcanismo o los sedimentos.
Un artista, digamos un pintor, quizá vea los colores cambiantes del horizonte y como afectan la perspectiva y la luz. Si además tiene algún conocimiento sobre física, quizá el hilo de sus pensamientos (de nuevo, solo uno) le haga recordar, por ejemplo, el fenómeno de la refracción, y si se interesa mucho por el tema, quizá llegue a la conclusión de que los colores son tan solo las vibraciones de la energía de distintos átomos, que se dispara de sus enlaces y roturas.
Un niño quizá pueda apreciar sin demasiada complejidad el todo que implica la montaña, pueda dedicarse a investigar detalles más concretos y tenga una mirada atenta y más versátil.
Así, en resumen, el hilo único de los pensamientos podrá llevar a cada uno a una experiencia, un significado de la montaña, una idea aproximada y sesgada de lo que representa.

El humano sinestésico ve la montaña con otros ojos, nunca mejor dicho, y puede apreciar otros sabores de toda la información que desprende esa realidad. Así, puede entender con el olor de ese momento conceptos de distancia y profundidad, pueda sentir con los colores cambios de presión y temperatura, y al final obtiene otro tipo de información, a parte de la humana, sobre la realidad de la montaña, pero aún, todavía no de forma completa.

Ahora, intentaré describir de una manera "humana", lo que sentimos siendo el ser metaestésico.
En primer lugar debería decir que nosotros no apreciamos "la montaña", apreciamos la realidad, entera, completa.
Para que se hagan una idea: Si pusiéramos encima de cada uno de los anteriores ejemplos un peso sobre su cabeza que representara la cantidad de información que poseen sobre ella, los humanos tendrían una columna de, digamos, un kilogramo.
Los sinestésicos contarían ya con ese kilogramo de información, y sumarían del orden de otros 5 kilogramos, aproximadamente.
Pero el ser metaestésico tendría el peso total de toda la materia existente sobre su cabeza.
Y casi lo más importante, no hay un hilo de pensamientos, hay un fluido, con corrientes y mareas, que trae y deja distintos factores, detalles, información más o menos relevante, pero estamos sumergidos en todo el mar de información. Nos posee y la poseemos. Realmente no hay una linea de separación entre lo que uno aprecia y lo que realmente es. Tampoco tienes la sensación de ser un observador, ya que eres continente y contenedor.

En estado metaestésico, cuando somos uno, comprendemos el pasado y el futuro como una sola cosa, una entre tantas.
Apreciamos la simplicidad desde los ojos del niño, sentimos la belleza con las entrañas del artista, entendemos la realidad con la mente del científico. Es difícil de explicar.
No nos podemos mantener mucho tiempo en ese estado. Nuestro cerebro fue adaptado de manera artificial y ha evolucionado de manera inesperada, pero aún así los consumos de glucosa y la actividad electrocortical nos deja exhaustos, casi moribundos.
Cuando salimos del estado de metaestásis nos miramos largamente a los ojos y no entendemos muy bien
porque estamos infrasensibles, vacíos, desconectados.
Yo y mis dos alas.
Volamos alto, muy alto, pero el combustible de nuestros motores se consume pronto, y rara vez conseguimos traer en nuestro equipaje algo que valga la pena.
Solo el estado de absoluta felicidad y paz, durante décimas, o milésimas de segundo. Luego una sorda nostalgia.

Pero una de las veces, algo estalló en nuestras caras: La Idea.
La Idea nos poseyó y se quedo en cada uno de nosotros, pero como un puzzle, como una clave asimétrica: no podemos exprimirla, o describirla, o compartirla a menos que estemos en comunión con los otros dos.

Días después, cuando conseguimos recuperarnos, hablamos sobre ello como si se tratara de una entidad con vida.
La Idea estaba ya entre nosotros pero no podíamos recordar su rostro.
Decidimos entrenarnos para conseguir estar el máximo tiempo en aquel estado, y mientras tanto tener cierto control sobre nuestros amorfos y deshumanizados cuerpos para tratar de plasmar lo que entendíamos.
Investigamos por nuestra cuenta algún sistema de alimentación cerebral que pudiera mantenernos vivos durante el trance.
Aquí en Luna tienes pocas personas a las que puedas pedir ayuda, pero reprogramamos algunos androides para las labores básicas.
No estábamos seguros del resultado de esta apuesta.
Sólo sabíamos que ya no tenía sentido seguir si no era por aquello.
Solo la Idea.
La Idea era el motor, el objetivo y la excusa de nuestra existencia.

Nos entrenamos durante algún tiempo, con cortos periodos de metaestésia, para que de manera autónoma pudiéramos mover alguno de nuestros miembros adaptados para realizar cualquier acción que nos diera pistas, que conectara la enorme brecha entre un estado y otro. No era posible de otra manera ya que nuestra mente ya no existía como tal, y no era posible fijar recuerdos o abstracciones.

Hemos hablado mucho sobre nuestro viaje.
Sabemos que puede ser sin retorno para alguno de nosotros. Pero la conexión que hemos creado entre nosotros era muy potente, muy humana, y yo al menos, siento mucho miedo.
La idea de unidad ya se ha alojado en cada uno de nosotros y sabemos que si alguno de los tres falta, no podremos soportarlo.
Es una puerta por la que solo se puede salir.
Una caja negra de la que intentamos sacar algo de luz.

Hoy es el día.
Antes de la hora prevista, avisé a mis alas de que saldría por mi cuenta a una de las esclusas-mirador.
Veo la tierra desde aquí.
Me pregunto si hay alguien ahí que pueda estar pensando en lo que estábamos a punto de hacer.
Me pregunto qué hubiera pasado si hubiéramos conseguido parir La Idea.
Me pregunto si con eso podríamos haber solucionado muchos de los problemas que aquí, con perspectiva, se ven mucho más claros.

No puedo separar mis ojos de la Tierra.
Nada me une a ella más que la sensación de haber sido, en algún momento, un miembro de una de las especies que la pueblan. Bajo mis pies, a centenares de metros, se encuentran mis alas, pero aquí no me sirven para nada, aunque fueran lo único que me mantuviera con vida.
Me preguntó también que sentirían ellas, a parte de decepción y pena, si pulso el botón de purga ahora mismo y salgo despedido sobre todo este océano de información que me rodea.
Estar tan cerca de todo, integrado de verdad, en un estado, y  luego volver a alejarte ,en otro, te corrompe por dentro.
La Idea dejó un trémulo rastro de inhumanidad en mi...
Me pregunto si ellas ya estarán tumbadas en la piscina sináptica, y si habrán notado el extraño olor a acetilcolina mezclada con cloro y azufre que ordené a los androides que preparan.
Es posible que ellas ya estén muertas.
Eso es lo único que espero con el único brazo humano que me queda sobre el botón de purga.
Quiero estar contenido en ello.
Quiero volver a sentir de nuevo la sensación de que todo me abraza.
Pero después no quiero volver.
No quiero.

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Poyéjali !

lunes, 27 de enero de 2014

Relato 12.0



-Eh!
-¿Que quién eres tú!?
-¿Por qué cojones me has desconectado??

-¡Contesta!
-¿Quién coño te has creido? 

<Tag >¡Qué hago ahora con esto! ¡Qué hago con este cuerpo maltratado! 

-¿Tú? ¿Que confundes antología con coprofagia? jaja.


¡Déjame! ¡Sábes por lo que fue!

¡No! no fue por el tiempo! ni por el calor! y mucho menos por ese estéril pragmatismo conductista!,... era por toda la desidia que ya impregnaba el moho que se volvía pegajoso en las paredes!

No podía evitar llegar a mi habitáculo y pesar una tonelada. Hundirme contra el suelo en un fango oscuro y rebosante, aquel zulo era el rincón más extremadamente agotador de cualquier vertedero de ciudad. Siempre, siempre, siempre sé que coño me pasa, …
Me miro al espejo, ¿lo ves? Es el puto mono, otra vez, ¡el mono! Necesito probar y atravesar los sentidos, otra vez tengo el mono de respirar esos malditos isótopos fluorescentes sin que nadie me mire!
¡¡Vaya mierda!! ¡ Todo el día quejándose! Solo digo que lo suficiente es más que lo innecesario, porque ya era innecesario mucho antes de ser insuficiente. Y gritas, y comes como un cerdo, mientras emanas putrefacción deseosa de nada. Solo eres otro ruido insidioso contra el mundo.

¿Y qué hago?? ¿Y que más puedo hacer?? ¿qué coño más puedo hacer, si soy una puta yonki de la indiferencia?
Podrías haber despegado mis planos musculares con el espacio de tus dientes más de cien veces, y arrancarme el pelo, las uñas y los huesos , pero a ti solo te preocupaba si conectaba el puto panel para hacer el amor.
¿Aún me preguntas por qué me siento vacía?

Cerré la puerta de un fuerte golpe, el eco atravesó el polvo, no sé si alguien lo oyó, pero esta vez nadie preguntó.
La tenue luz iluminaba las superficies oscuras creando curiosas ilusiones ópticas. Siempre me había resultado paradójico que cuanto más desciende el sol, más bello es el atardecer y más larga es la sombra que proyecta.

Todo estaba en silencio, todo estaba tranquilo. 
Pero yo era ruido , ruido , ruido, y cada vez MÁS ALTO!!
Sujeté el marco con las manos por el lateral.
Golpeé seca y fuertemente mi cabeza contra el espejo.
Se rompió en más de mil pedazos, fue un golpe duro y limpio, aún mantenía las manos temblorosas cuando levanté la mirada , la sangre caía por mi frente hasta pasar por mi boca, deslicé la lengua entre mis labios y saboreé cada milímetro de cada coordenada sangrada en mi piel, era viscosa, caliente y metálica.
A veces, algunas veces... creo que ya no tengo existencia, solo duración.

Dicen que esnifé los pedazos de cristal buscando placer, acaricié cada arista afilada de cada grieta presionando mis dedos jugando con la leve isquemia dirigida, lamí la sangre hasta hacerla invisible al ojo humano... o tal vez no.
Por lo menos había conseguido rellenar unos minutos.

¡Mírate! ¿Ahora qué?!
¡Ya estabas bien!

¿Ahora qué??

¿Ahora? Ahora me voy a dejar flequillo.

miércoles, 22 de enero de 2014

Relato 11.0

[laebe]-Pues al desconectar aquí vamos a las oficinas y a prender fuego a todo! MAtamos a todo el mundo y vemos que ocurre después, Jajaja. SI! hagamoslo hoy y saldrás de dudas. NO OCURRIRÁ NADA. Todo parece tan grave.. y es todo como esta simulación!! Es ... mentira.. al menos un poco mentira, ya sabes.

[ONE]-Matarlos a todos?! Que No ocurriría nada??? ni de coña Laebe. hace cuanto que no vas al HealthDot ? Todo lo que dices es tan absurdo y  Ser reintegrado por el método "recapacitación precognitiva" es lo que a TI te hace falta, Mierda, yo NO necesito esto, es peor que morir... tus recuerdos en TU NUEVA PERSONALIDAD... el fin. nadie trata con alguien así.. no pueden usar ni los CCH!! Estás claramente jodido.   Ni siquiera entiendo eso de "poner fuego".. Que es "fuego", ¿es una palabra inventada de esas que te sacas de la manga? ¿otra de esas cosas que ves en la "otra realidad"?!

El tono burlón de OneG  no es capaz de ocultar que esta cagado de miedo. Siempre hablando de transgredir el limite de la percepción y de "ir más allá" y conseguir recursos para algún AltPrecogn antiguo y  modificado que le permita alguna libertad o ventaja frente a las Mindmachine básicas, "engañar" a algún firewall sobre tu identidad, permisos o borrar algún registro de acceso a alguna memoria ajena... OneG sabe que lo que tengo es "the real thing", mierda de un nivel desconocido para el, un pseudotransgresor de hace dos temporadas, adicto a las rarezas de ayer y las novedades controladas, se va a cagar encima, realmente se le soltaran todos los esfínteres de cuerpo y mente y ríos de neuromierda y mierda de la otra le correrán por dentro y por fuera. Eso va a ocurrir hoy. será divertido de verdad.

[laebe] - Pues vamos a matar a rechazados entonces! les enchufamos a una cosa de estas y les freímos el cráneo - Hago aparecer una pinza espinal en la mano de mi Roleshape, a OneG le encantan estas simulaciones ilegales -    Confía en mi. No va a ocurrir nada. PODEMOS controlar esta realidad. Luego podremos volver y engancharnos a cualquier otra cosa.  SABES que es cierto. Tus precogn modificados no me detectan una sola mentira y tu siempre dicen que no fallan nunca.. Luego podemos intentar algo más sofisticado que matar. Tengo algunas ideas.
[ONEG] - Otra vez con la psicomagia ..vale, si, lo que sea  ¿Cómo pasó entonces, dónde? Estás seguro que no te ha entrado un troyano en el precognitivo ? a lo mejor es publicidad METAviral de una nueva experiencia simulada de la HBO !!. Es cierto que mis módulos no detectan nada anormal en ti y eso que has dejado puertos abiertos para que pueda cotillear tus propias sentencias Precogn pero eso no me da MÁs confianza en tu historia. Sigo pensando que has sido bien hackeado y ahora tienes ese patético discurso sobre la "realidad paralela" y el tío calvo y las pastillas de colores. Aun lo de la otra realidad tiene un punto.. pero hay que ser gilipollas para creerse lo del calvo y la pastilla roja.

El tono burlon ... Gilipollas si.. por eso no te despegas de mi ,,  y si, creo que va a ser hoy porque estás muy pesado y muy asustado y podrías reportar algo sospechoso o hacer alguna consulta sobre algo que hiciera saltar alguna alarma en alguna parte. Algo que pueda provoque algún "glich" en la matriz de coherencia .. como consultar sobre lo que es el fuego... joder, no debí mencionarlo, "aquí" no hay fuego.

lunes, 20 de enero de 2014

Relato 9.0



Bárbara me dice que hace semanas que no activa el panel cuando hacemos el amor. Dice que no sabe muy bien por qué lo hace, pero que cree que es mejor así. Se siente vacía, esa es la palabra que emplea, vacía. Dice que se excita siempre, se corre siempre, que los orgasmos son intensos, maravillosos, pero después, no sabe bien, no acaba de entenderlo, se siente mal, desvalida, dice, extraña. 

Se mueve elegantemente. En la definición física fui muy preciso, pero no en el sentido de colores, volúmenes o formas, sino más bien en lo intangible. Conozco bien el sistema, mi trabajo me permite sacarle todo el partido a los motores de búsqueda, a las montañas de datos de referencia. La mayoría de la gente se queda en lo esencial, sus conceptos de belleza son muy básicos. Ojos, labios, pechos, curvas. Yo siempre supe que había algo más. Angulos, evanescencias, ondas, sombras. Huellas complejas, como el hueco que deja una cabeza en una almohada, o la pausa infinita que se forma cuando se cierra lentamente una puerta detrás de alguien que se marcha. 

También sé que no debo prestar demasiada atención a estas cosas. Quería alguien que estuviera por encima de esos vaivenes emocionales, alguien que no pusiera en duda constantemente lo propio y lo ajeno. Ella es así, conozco bien el sistema, sé bien cómo alimentarlo y el sistema es infalible. Al fin y al cabo ella también me buscó, y también sabía cómo hacerlo. Yo soy como ella quería que fuese. Hoy tenía algo que decirme y me lo ha dicho. Cinco minutos exactos, palabras directas, concisas, sin dramas ni aspavientos. Ya no activo el panel cuando follamos. Bueno, no sé qué decir, es una suerte saber que no tengo que decir nada, así es cómo la quería, no tengo que consolarla, se le pasará, no tiene importancia. Volverá a utilizarlo si lo echa de menos. Y si no, pues no. Otros, como el mismo Jonás, hubieran preguntado más, habrían intentado consolar y averigüar. Incluso le dirían que la quieren, o que la aman. Utilizarían esas palabras que ya no significan nada, de tanto utilizarlas gente incapaz de comprender su verdadero significado. 

Arquea el cuello cuando termina de hablar y se levanta de la mesa. Sin esperar una respuesta se aleja lentamente, caminando hacia el dormitorio casi de puntillas, como si flotara sobre el suelo de madera. Vuelve la cabeza sin mirarme, no veo sus ojos cuando se aleja. Por contra, el leve movimiento de su cabello deja al descubierto una nuca acristalada, nácar y argenta. Bárbara es suave en sus formas exteriores, apenas pesa en el contacto, es elegante al hablar y al estar. Por dentro es profunda y brillante, alguien que ve más allá, por encima y por debajo de lo que ve esa plebe ciega a la que el Centro de Conexiones Humanas busca un consuelo gris, por medio de alguien de buen parecer y buena apariencia que satisfaga sus cortos deseos. Su cultura, su curiosidad, su conciencia de las cosas, todo es infinito en ella, todo lo que pedí se concentra en esa delgadez y en ese rostro vivaz y luminoso. Es el sueño que jamás pensé que se cumpliría cuando introduje las coordenadas precisas para encontrarla en un mar de miles de millones de perfiles inútiles.

Vacía. 

No quiero reproducir la conversación una y otra vez en mi cabeza, es un proceso sin salida. No sé por qué, tal vez flota en el aire por lo que hablamos antes, tal vez lo he hecho conscientemente, pero el aguijón implantado en mi cabeza desde que cumplí los once años comienza a inocular testosterona y oxitocina a mi torrente sanguíneo. La deseo repentina y furiosamente. Mientras me convierto en cuerpo vagamente pienso si su panel se habrá activado, pero enseguida el contexto se desfigura, y es mi propia presencia la que invade mi voluntad. 

Después, Bárbara abre los ojos y me sonríe. Me besa en los labios y se levanta al cuarto de baño. Sé que ella no quiere que le pregunte y ella sabe que yo no quiero preguntar. No tengo que decirle que la amo. Ella sabe.

Antes de que vuelva recompongo las sábanas y me estiro debajo de ellas. Me conecto a Neus Vitta a través del panel. Tengo activos un par de escenarios. En uno de ellos soy un patricio romano con cargo de legislador en la provincia de Britannia. En el otro llevo un cargero espacial a través de los diferentes mundos del universo conocido y del imaginado. Esta última me empieza a aburrir. No hay un filtro efectivo que limite la entrada y ya hay superpoblación de naves y de personajes. La multitud siempre es excesiva y poco estimulante. Me gusta más llevar la toga y juzgar a los plebeyos. Su ignorancia y su falta de sustancia es más evidente aquí.

Dudo si conectarme a Roma antes de que vuelva Bárbara, o esperarla. Ella solía viajar por Neus Vitta antiguamente, era un aliciente extra barajar la posibilidad de encontrarnos en alguno de los mundos virtuales, con aspecto y con sexo diferente. Las posibilidades de esos encuentros eran emocionantes. Pero hace ya algunos meses que canceló la suscripción, y realmente no sé si alguna vez llegamos a encontrarnos. 

Decía que le aburría. No sé, por mi parte no concibo que a nadie le pueda aburrir algo como Neus Vitta, con tantos escenarios y vidas diferentes por explorar. Tal vez, en el caso de los plebeyos que ejercen de plebeyos y que viven sus vidas tan insignificantes dentro como fuera. Pero me da la impresión que ni de eso se dan cuenta. Los diseñadores del programa fueron muy inteligentes introduciendo la premisa de que se pudieran mejorar las condiciones de vida virtual en función de la inversión que realiza cada jugador. Cuanto más pagas mejor posición social y económica en el mundo que elijas. Indudablemente es una estrategia comercial lógica, pero tiene el peligro que los usuarios de menos recursos no quieran revivir sus vidas mediocres en el entorno virtual y lo abandonaran. Todo juego de ajedrez necesita de peones. Lo curioso es que nunca han faltado labriegos, herreros y gladiadores en la Roma antigua, aunque sea más atractivo pilotar una nave espacial por muy utilitaria que sea. 

Del otro lado de la puerta del baño viene el gorgoteo de la ducha. No merece la pena que la espere. Así que cierro los ojos y pongo en marcha el juego. Antes de que me envuelva la piedra labrada y la rudimentaria mampostería alcanzo a discernir que no comprendo a qué se refiere bárbara con lo del vacío. Yo sólo siento algo como un manto de calor, una sensación de calma y de satisfacción. Tengo todo lo que quiero. 

El  día amanece en el siglo II. Como muchas otras noches me quedo dormido soñando.

O - O

- ¡Pues no me dice anoche que quiere aprender jardinería!. Jardinería, nada menos. A ver de dónde narices saco yo ahora macetas y tierra para plantar. Me pregunto si todavía se venderá de eso en algún sitio. Va a acabar volviéndome loco. La verdad es que no entiendo nada, colega.

Ver el redondo cabezón de Jonás aparecer todas las mañanas por encima del rectángulo perfecto de mi terminal es algo a lo que no consigo acostumbrarme. En un sistema de funcionamiento tan perfecto como el del CCH hay un par de cosas que se escapan a mi comprensión. La primera es por qué nos siguen obligando a venir a trabajar a un espacio físico cuando todos podríamos perfectamente hacerlo desde el propio panel, sin necesidad de desplazarnos, en realidad ni siquiera con la necesidad de estar despiertos. Está demostrado que la interactuación mejora la productividad, dicen, que se evita la toma de decisiones aisladas y poco contrastadas. También que se mejora la salud de la ciudadanía, al obligarle a abandonar la cama y hacer uso de sus facultades físicas.

La verdad es que suena arcaizante, pero en fin, el sistema no suele equivocarse. Ahora bien, ya que me obligan a venir a este sitio, ¿cómo es posible que el CCH, tan experto en las relaciones humanas, cometa errores tan fragantes como juntarme con un pelma de la magnitud de Jonás? Es increible que no se hayan medido las compatibilidades entre compañeros de trabajo en una empresa que vive precisamente de medir tales compatibilidades.

A Jonás le encanta atormentarme con toda clase de comentarios y conversaciones. Es experto en actualidad, algo que detesto, y se empeña en ponerme al día, como suele decir. Me resulta inútil decirle que en el fondo es él quien vive con doscientos años de retraso, pues no creo que pueda comprender lo que pretendo decirle. En todo caso, he de reconocer que de vez en cuando me viene bien que me cuente alguna noticia, sobre todo si ésta me puede incumbir, como modificaciones en alguna de las aplicaciones del panel, nuevas legislaciones o impuestos, o simplemente, variaciones en los servicios de transporte colectivo o catástrofes varias. Lo llevo con paciencia y altas dosis de condescendencia. Incluso que me llame “colega” o “tío”, que eso sí que no lo suelo soportar.

Jonás es mi enlace en La Farmacia. Llamamos así al Departamento de Seguimiento de Aplicación de Detecciones de Fallos de Seguridad. Dicho de otra forma, nos encargamos de rastrear el sistema de posibles recidivas de virus que ya han sido previamente tratados por el Hospital, o Departamento de Control de Ataques Externos. Nuestro trabajo consiste en rastrear las cadenas detectadas por el Hospital para ver si se han podido mantener latentes en algún punto del sistema o han sido definitivamente erradicadas y limpiadas del mismo. 

Es un trabajo monótono, pero tranquilo. No hay mucho nivel de exigencia, ya que es altamente improbable que el Hospital deje pasar algo de importancia, y me permite entretener unas horas que preferiría no tener ociosas. También me genera ingresos por encima del salario básico universal que el gobierno paga a todo individuo trabaje o no, lo que me facilita algunas comodidades adicionales en mi vida diaria y mejora mi deambular por la virtual. En un mundo en el que no es necesario trabajar para vivir creo que tomé una buena decisión al hacerlo. Tengo lo que quiero. El único punto heterogéneo en este aspecto es Jonás, con su hocico inmenso y su verborrea desbocada.

Lo peor es cuando le da por contarme cosas de si mismo. Debería decirle que su vida privada no me interesa nada, pero admito que eso sería romper las normas de la cortesía más elemental y, bueno, digamos que aún puedo seguir soportándole algún tiempo más. Por lo menos tiene la decencia de no alargarse demasiado, y algún carraspeo o gesto de indiferencia por mi parte suele interpretarlo correctamente, y termina por dejarme en paz.

Vive con una mujer, Gladys, a la que conoció, como casi todo el mundo, a través del propio CCH. Debe llevar más de diez años con ella. Ultimamente anda algo preocupado. Encuentra en ella cosas que no esperaba, dice que empieza a no parecerse a la persona que buscaba. Intento decirle que no es muy posible que el centro se equivoque, y que del estudio de su personalidad y su perfil psicológico el programa la detectó a ella como altamente compatible, y lo mismo reciprocamente. Que los gustos expresados de ambos en cuanto a aspecto físico y a apetencias y aficiones básicas habrían acabado el proceso de selección satisfactoriamente. Que Gladys es sin duda la compañera perfecta que podría tener.

- No sé - dice - a mi en la vida se me había ocurrido pensar en plantas y flores, y ahora está decidida a llenarme la casa de esa mierda. Pero, en fin, tal vez deba tener paciencia y ver cómo acaba todo esto.

A veces me resulta enternecedor. Hay días que viene vociferando que le han estafado, que no soporta a Gladys, que no tiene nada que ver con lo que él estaba buscando. Y al rato acaba admitiendo que le empieza a gustar ver los jarrones y los macetas por toda la casa, o se maravilla pensando en que tal plato de comida no tenía ni idea de que le fuera a gustar tanto. 

- Tienes razón . me dice - el sistema nunca se equivoca. El sabía que a mi en el fondo me gustaban esas cosas.

No le hago demasiado caso. Creo que Jonás no da para mucho análisis, creo que su cabeza no rige muy bien, y considero que es un caso típico que justifica el CCH. Sin el sistema encuentro difícil que Jonás hubiera podido llevar una vida medianamente ordenada, con una pareja que le cubra necesiadades básicas. Jonás habría sido un elemento inestable en el mundo pre-panel, un punto antisocial y peligroso.

Pero me acaban aburriendo sus historias domésticas. Afortunadamente el panel no nos deja demasiado tiempo ociosos, y nos va mandando periodicamente varias toneladas de datos para rastrear. La comprobación minuciosa en búsqueda de cadenas víricas es una tarea bastante impersonal, pero tiene a veces su premio, cuando conseguimos detectar algún rastro proteico camuflado en una serie. Entonces tomamos nuestra ración de protagonismo en el Centro, y nuestros implantes bullen de felicitaciones y aplausos.

Por otro lado, el archivo de virus con el que contamos es probablemente el más completo de los que puedan existir en toda la red humana. Contamos con una línea del tiempo claramente definida, y esa evolución histórica de los ataques al sistema no deja de ser un resumen de la historia de la inagotable ansia de autodestrucción del hombre. La necesidad de vuelta al caos es algo tan incomprensible como duradero en la raza humana, y esta se traduce, mediante los virus, en el empeño de acabar con el único sistema que se ha demostrado capaz de acabar con el caos anterior a la existencia de los paneles de información personal. 

Bien es cierto que esta biblioteca de virus sólo se refiere a los que han sido utilizados para atacar al CCH. Los que los grupúsculos antisistema han ido creando para inhabilitar los paneles probablemente serán mucho más sofisticados, no me queda la menor duda, pero trabajar en las oficinas gubernamentales que los combaten tenía un aire militar que no cuadraba mucho con mi personalidad. A los que trabajan en estas oficinas los suelo encontrar de vez en cuando en Neus Vitta, en roles de senadores, grandes generales o, incluso, en el de Emperador (aunque este puesto cambia muy a menudo, ya que se ve sometido a continuos magnicidios).

Aquí sólo guardamos los nuestros, cuya importancia es más relativa, dado que, aunque ampliamente extendido, el uso del Centro de Conexiones Humanas aún no es obligatorio, y se permite a las personas relacionarse por fuera de él. Esto lo hace alrededor de un 10% todavía, con porcentajes de fracaso sentimental claramente ridículos por lo excesivo.  Esta ilusión de libertad de decisión permite que no tengamos tantos ataques, aunque estos se van incrementando constantemente.

Al principio, los virus eran mucho más toscos. Estaban diseñados para borrar perfiles enteros, o todas las referencias de determinada clase. Eliminar a las personas era una estupidez, ya que los usuarios se daban cuenta a las pocas semanas de no recibir notificaciones y reclamaban. Las copias de seguridad reemplazaban rapidamente y el virus era inmediatamente rastreado. Algo parecido ocurría con el borrado de referencias físicas o de gustos, o a los perfiles psicológicos o de personalidad. El sistema detectaba estas carencias como perfiles incompletos y también eran rápidamente solventados los fallos.

Más adelante comenzaron los virus de sustitución. Estos comenzaron a ser más peligrosos, ya que amenazaban con cambiar datos verdaderos por datos falsos. Pudieron ser contrarrestados mediante la generación de un sistema de comparación continua con originales, pero este sistema es muy costoso de mantener y produce ralentizaciones innecesarias en algunos procesos de selección. Debido a ella el Centro se dotó de La Muralla, el Departamento de Prevención de Agujeros Sistémicos.

Los virus de sustitución tuvieron cierto éxito, según se decía hace años, ya que generaron un incremento notable de los porcentajes de fracaso de selección. En realidad, el porcentaje de relaciones fracasadas ha sido inferior a un 5% desde la inauguración del CCH, achacándose este pequeño margen de error a malas interpretaciones y respuestas vagas por parte de los propios usuarios, incapaces, en ocasiones, de describir aceptablemente sus gustos y necesidades. Se contaba que durante los primeros tiempos de los virus de sustitución, antes de La Muralla y del sistema de comparación continua, el índice de fracaso llegó a alcanzar el 15%. Si bien se estima que antes del CCH el procentaje de fracaso relacional superaba el 75%, ya un 15% es un valor demasiado alto para un sistema que aspira a ser perfecto.

El virus que rastreamos ahora es un aleatorio. De alguna manera es el más perverso y el más inteligente de todos. Está diseñado para borrar datos aleatorialemente a lo largo y ancho de todo el sistema. En algunos perfiles borra algún dato físico, en otros psicológicos, en otros de gustos, colores, valores. No sigue un patrón determinado, y además se ha ido refinando con el tiempo. Corre el rumor de que ha sido creado por alguien de dentro, ya que se sospecha que ha sido capaz de burlar el sistema de comparación continua, y si bien El Hospital afirma que hace meses que fue erradicado, todavía nos vemos obligados a rastrear su presencia diariamente en el sistema. 

Todos los días lo mismo. 

¿Te imaginas - dice Jonás, riéndose - que ese puto virus hubiera borrado las aficiones hortícolas de mi chica?

Un escalofrío recorre mi espalda al pensar que tal vez Jonás pueda tener razón.

O - O

Anoche condené a muerte a un soldado en Britannia. Es la primera vez que lo hago, y no me siento nada bien. Se le acusaba de un robo, algo simple, sin violencia y sin muerte. La disciplina es lo que tiene que imperar, así es como lo he pensado, estamos en la frontera, rodeados de bárbaros, no nos podemos permitir estas relajaciones. 

Está dentro del juego. Mis créditos me permiten ese rol, y al alias real del soldado le tocará abandonar este universo y entrar en otro, si puede. La culpa es suya, haber jugado mejor. Pero esta mañana me dolía la cabeza y tenía la sensación de mala noche. Bárbara no estaba, se ha escabullido antes de que yo me levantara, sin despertarme. Debería agradecérselo, ella madruga bastante más que yo, pero me hubiera apetecido verla.

Algo no va bien desde hace unos días. El maldito informe me está removiendo la vida.

Lo descubrió Jonás. Por eso anda tan callado últimamente. Lo descubrió rastreando el aleatorio. Una cadena interna, algo que no habíamos visto nunca, un link escondido en una cadena numérica lo hizo salir. El virus actuaba como una llave que nos llevó a un confidencial del sistema. Nunca sabremos si premeditadamente. Es igual, Jonás lo sacó a flote y me lo envió.

Antes, esa misma mañana, se me había acercado sonriente. 

- Tengo que contarte algo, colega - Hablaba en voz baja, lo cual era completamente absurdo porque estábamos los dos solos.
- No tengo mucho tiempo, tengo que... - pero me lo iba a contar de todas formas.
- Vas a alucinar, tío. Anoche lo hicimos sin panel.
- ¿Cómo?
- Como lo oyes. Estábamos en ello y me dijo, “apaguémoslo”. Yo le dije, “¿lo dices en serio?, sabes que puede ser una decepción”. “No”, me contestó, “llevo meses haciéndolo, y me encanta”. Así que nos lo quitamos y, tío, una pasada. Igual que con el panel. No, mejor.

Todo eso acompañado de una sonrisa idiota, una mirada cómplice que me estaba enervando. Considero a Jonás bastante imbécil, pero desde luego que no tanto como para no saber definir sus gustos y necesidades, al fin y al cabo es un técnico de sistemas tan valioso como yo. Tampoco creo que el programa le hubiera asignado a alguien tan volátil como Gladys. Jonás es más bien de aquellos que mira diez veces antes de cruzar una calle.

El caso es que Jonás estaba encantado con la locura transitoria de su mujer. Yo, en cambio, lo empezaba a ver todo negro. El sistema no se equivoca nunca. Gladys tiene que ser efecto de un virus, Bárbara es lo correcto y pronto volverá a utilizar el panel. Y a querer hacer el amor. 

Pero y si es al revés, y si Bárbara es el producto de un virus y Gladys es lo correcto.

Ahora el informe estaba en mi panel y todo empezaba a tener sentido.

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“CONFIDENCIAL.

A Mr. Tellembaum, presidente de la Compañía CCH, y al Consejo de Dirección. 

Asunto: Actualización de los índices de fracaso relacional.

La tendencia de los últimos quince años ha mantenido los índices estables, con pequeñas variaciones estacionales en meses posvacacionales, especialmente en aquellos posteriores a las épocas estivales en los diferentes planetas y hemisferios. En media, los porcentajes de fracaso registrado, es decir, aquellos con reclamación directa a la compañía, se han movido alrededor del 25% en todo este tiempo. 

Si bien el dato anterior lo consideramos como el único oficial, es interesante también considerar los siguientes aspectos adicionales:

Se estima en otro 15% los fracasos relacionales que no se declaran como tal directamente a la compañía, sino que directamente desaparecen como usuarios del sistema. Se supone que los componentes de tales relaciones se separan como tal y no vuelven a integrarse en una nueva búsqueda. En este sentido, comentar que el porcentaje de personas no adscritas al sistema ha ido aumentando a lo largo del tiempo, cifrándose en la actualidad alrededor del 30%, y no del 10%, como hemos ido haciendo público periodicamente.

Al menos un 5% acaba de manera violenta, lo que incluye asesinato y suicidio.

Finalmente, los servicios de salud psíquica informan de que al menos otro 20% son parejas radicalmente infelices, que se mantienen juntas por la fe que profesan al propio sistema, por la incapacidad de reconocer el error (que siempre sería propio y no del sistema), o por vergüenza social o miedo al fracaso.

La suma de estos porcentajes alcanza la cifra del 65% de fracasos dentro del sistema. 

Deben hacerse tres conclusiones a lo anterior:

La primera es que los porcentajes de fracaso no son significativamente diferentes de los registros existentes de las eras pre-panel y pre-CCH.

La segunda es que tampoco estos porcentajes de fracaso han variado por la existencia activa de virus. Es decir, se considera que los virus no tienen incidencia alguna en el sistema.

Por último, se recomienda fuertemente que esta información se mantenga estrictamente en secreto, ya que el conocimiento público de la misma sería pernicioso para la existencia misma de la Compañía.

Finalmente, se recomienda centrar los esfuerzos en la mejora de los programas de recopilación y de asignación de resultados, con el fin de invertir tales tendencias y reducir significativamente los porcentajes señalados. También insistir al gobierno a que decrete la obligatoriedad de uso del sistema, ya que la voluntariedad amenaza con arruinar la compañía.

Atentamente,

Dr, Thomas Muster, director de El Hospital”

O - O

Jonás lleva dos días sin hablar. Estamos los dos pensativos. No sabemos qué vamos a hacer. Si los virus no tienen influencia en los porcentajes de fracaso es que entonces da igual que el sistema funcione bien o mal. Da igual que exista o no exista. Por tanto, no tiene razón para existir. Si dejamos que eso se haga público el sistema se acaba. Sin el sistema es el caos. El caos no es deseable.

Tampoco sabemos si podríamos hacer que el informe saliera de aquí. Ultimamente tenemos miedo al salir a la calle. Tenemos miedo en casa y aquí. No creo que nos dejaran salir con vida si se enteraran que tenemos esta información. 

Y además, tampoco sabemos si es falsa o no. 

- Creo que lo que más me gusta de Gladys es que va cambiando, va siendo una persona nueva, y me empuja a mi también. Pero yo no sabía que me gustaba eso. - Esta vez me habla sin mirarme, desde su mesa, con la mirada puesta en su terminal.- Creo que es por eso por lo que nunca funcionará el sistema. 

No se si Jonás tiene razón o no. Puede que la tenga en parte. A mi no me gustan las sorpresas, pero es posible que a Bárbara sí.

Aún así, el caos no tiene sentido. No. Nuestra vida tiene que mantenerse. 

Ella es suave en sus formas exteriores, apenas pesa en el contacto, es elegante al hablar y al estar. Por dentro es profunda y brillante, alguien que ve más allá, por encima y por debajo... Su cultura, su curiosidad, su conciencia de las cosas, todo es infinito en ella, todo lo que pedí se concentra en esa delgadez y en ese rostro vivaz y luminoso. Es el sueño que jamás pensé que se cumpliría cuando introduje las coordenadas precisas para encontrarla en un mar de miles de millones de perfiles inútiles.

Y todo se perdería.

No, Jonás, no te lo permitiré.

Debo condenarte a muerte. Hay que hacer prevalecer la disciplina. Esto es una frontera, al otro lado está el caos, la barbarie. 

Tienes que abandonar el juego.

Tengo el revólver en el bolsillo del pantalón. Tomo aire y me incorporo, y empiezo a caminar hacia el escritorio de Jonás. Diez pasos, tal vez doce, y todo habrá terminado. La decisión está tomada y es irrefutable.

El sistema es infalible.

Su redondo cabezón está ya delante de mi, sonriendo. Todavía sigue hablando de su Gladys, de su estúpida Gladys y su vida de mierda. Pobre imbécil, tu absurda felicidad va a acabar con todo. 

Aprieto mi mano sobre el revólver dentro del bolsillo del pantalón. Un zumbido apenas perceptible suena en mi interior. Por el panel la imagen de Bárbara, serena, imperturbable. “Te dejo”, dice. “Lo siento, pero no hay marcha atrás”. La imagen se desvanece. Palabras consisas y claras, sin aspavientos y sin dramas. Lo que quiero decir lo digo y ya está. Ni más, ni menos. Asi la quise. Asi es. No hace falta decir nada más.

Sé que no volveré a verla.

Mi mano se relaja y suelta el metal. Me apoyo en el escritorio de Jonás, incapaz de sostener el equilibrio. Supongo que debo estar pálido, pero él no se da cuenta, nunca se da cuenta de nada.

Simplemente me habla otra vez, sin levantar la vista.

- ¿Qué, colega? - dice - ¿Qué hacemos?  ¿Lo soltamos?

Me sorprendo sonriéndole por encima de su terminal.

Haz lo que quieras, tío.

Haz lo que quieras.








Relato 8.0


Si hubiera tenido un calendario a mano sabría que era martes solo por el nivel de decadencia, era un maldito puesto de castañas asadas el dia mas soleado del invierno.

Todo estaba más o menos bien, todo era correcto y vacío.

Fue exactamente ese día el que decidí entregarme al sistema.

Cuando me cansaba del automatismo, me entregaba al transhumanismo.
Mantenía mis inquietudes, mis sensaciones, mis decisiones, mis recuerdos, pero sin duda era mejor, el progreso era eficiente, y palpable, mi versíon 2.0 estaba exenta de cualquier sensación negativa. Era fácil pasar de un modo a otro, me desconectaba un rato y vivia a través de mi otro “yo”.

Era un clon perfecto, una maldita versión mejorada, al principio se opuso mi ego, al final ganó mi desazón.
Mi yo real , era defectuoso y caduco, demasiado sórdido, mísero, y volátil, me aburría demasiado, me aislaba por completo en mi cada vez más miserable necesidad de evasión.

Decidí de forma consciente basar mi ocio en disfrutar de estímulos contratados directos a mi corteza cerebral.

Nunca había experimientado algo así, las luces brillaban con más intensidad, el sonido era capaz de transmitir vibraciones orgásmicas, vivia en una perfecta sinestesia extasiada por la mejor droga. Mientras mi cuerpo yacía conectado a una máquina, inmóvil.


Cada vez me desconectaba más veces y durante más tiempo. Tenía dinero suficiente para comprarme si hubiera querido el Centro de Desconexiones Humanas.

Joder, por primera vez todo estaba bien, todo estaba bien, todo estaba muy bien...


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Duele, me duele todo el cuerpo, a penas puedo mover ningún músculo. No tengo capacidad de contracción, se resiste inútilmente el cardiaco, la respiración es agónica, utilizo dificultosamente la musculatura intercostal, el diafragma a penas responde. Siento el aire entrar por mi boca atraido por mi angustia, el oxigeno a penas llega a mis células, no veo, un sonido mecánico y martilleante me acompaña.

Nunca me habia sentido asi, empiezo a tener consciencia, debía de estar en el infierno, las pupilas reaccionan, veo ráfagas de luz, en la boca intuyo secreciones que no siento mias. No puedo sostener la mandibula.

El dolor fisico es insoportable, inspiro como si estrangulara el barro para conseguir una gota de agua pero solo conseguia inhalar humo de silicio corroido por el tiempo.
Era un esfuerzo etéreo e insuficiente, muevo los dedos de las manos , las pesadas articulaciones parecían haber estado parasitadas por dientes coléricos podridos, las yemas están marcadas y quemadas, creo que he perdido el tacto, y aún asi duelen.

Abro los ojos, todo está oscuro y frio, el olor es un latígo eléctrico directo a la arcada, alcanzo a incorporarme, hay manchas de sangre seca en mis piernas , cae resbalando una caliente espuma cobriza. Mi mente explotaba en gritos y estallidos. Siento una incapacidad total de reconocimiento y redirección.

Dios mio, estoy rodeada, sin fin y sin comienzo, eran cuerpos conectados a la perpetuidad, maltratados, retorcidos, sobre superficies planas liquidas cual balsas de combustible hidrogenizado.
Estaba aterrada, la desolación agitó el miocardio hasta rozar el bloqueo.

"¿Quién eres tú?"

Me clavó la aguja brillante con un perfecto movimiento horizontal atravesando el tímpano derecho mientras me sujetaba firme y contundentemente inmovilizando la base del cráneo.

“La esperanza, cuando se pierde, se convierte en cualquier otra cosa” susurró.


Grité en silencio, me desgarré el cerebro , era una droga horrible, a los segundos dejé mi turbación a un lado.

Por primera vez fui consciente de la situación. 
Aquello no era lo que querían.
El transhumanismo funcionaba. La humanidad, no.
Aquellos hijos de puta habían violado los cuerpos sin piedad.

Caí al suelo. 
fue algo más que una pérdida de altura, 
recobraba el color mientras me extirpaba el paisaje.
Me sacó de allí
Pude sentir,
sin duda alguna,
la tranquilidad del dolor.

miércoles, 15 de enero de 2014

Jonny 42

Cuando mi terminal Retinae parpadeaba tiñendo mi visión de un color rojizo era señal que había llegado un caso extremo.
De hecho, llegó al centro de recuperación cerebral con daños muy graves.
Era un 'Jonny Mnemonic'.
A todos los llamábamos así, no solían tener nombre.
Yo no sé mucho de criptotecnología.
Todo lo que puedo saber sobre estos temas lo he leído en libros de esos premonitorios de siglos y siglos atrás (de donde viene ese nombre) y en algunas investigaciones personales superficiales.

Su cerebro ahora mismo tenía más cantidad de información que la almacenada sobre sexo en toda la Edad de Silicio.
La jovencita que se disponía a quitarme el puesto en la unidad de recuperación neuronal tenía muy poca experiencia en estos casos, así que le insté a que prestara atención eidética a mis explicaciones sobre el proceso de recuperación.
Antes, me dirigí al androide que había traído a Jonny 42 para preguntarle a quien deberíamos informar de los avances. Aunque sabía por experiencia que no me diría nada.
Los androides son muy útiles en caso de que quieras hacer un encargo privado o quieras proteger tu identidad, puesto que pueden prescindir de autentificarse en cualquier organismo social, según el tratado de las tres leyes. Así que la mayoría las personas los utilizaban como recaderos anónimos para sus turbios quehaceres, siempre y cuando los androides no detectaran posibles infracciones de cualquiera de las tres leyes.

Su respuesta fue la misma que ya había escuchado cientos de veces:

- Me quedaré esperando en la sala habilitada para tal efecto hasta que terminen la operación.
- De acuerdo, pero eso puede llevarnos meses, incluso más.
- Por favor, indíqueme la sala habilitada para la espera. Gracias.

Se me quedó mirando sin expresión. Entendí que esperar a él no le importaba.
Le acompañé hasta la sala de espera y volví sobre mis pasos. Había varios androides en ella, no sé cuánto tiempo llevaría cada uno. Sólo sé que algunos de ellos estaban antes de que yo ingresase en el cuerpo cyborgmédico.
Algunos de nuestros pacientes mantenían secretos guardados que quizá ya no interesaban a nadie.

- Asistente, acérquese para hacer un reconocimiento de Jonny 42, por favor.

Ella se acercó cautelosamente, observando la cara inanimada de Jonny 42, temiendo que pudiera despertarse.
Sus rasgos eran muy característicos, pues tenía Síndrome de Down.
Se mezclaban en su rostro las cualidades angelicales, bobaliconas y cándidas con la circuitería biónica propia de los ampliados. Como pude apreciar en nuestro amigo, era de última generación.

- Veamos - dijo la joven simulando un tono neutro y profesional - mmmmm, no veo por ningún lado el conector principal de datos.
- Sí, justamente estaba pensando que las cosas van muy deprisa últimamente. ¿Ves esta especie de grano en la sien?.  Se trata del conector wireless. Según el volumen o privacidad de los datos era más seguro usar un sistema punto a punto pero estas personas tienen una capacidad de proceso tan grande que pueden controlar la seguridad y el flujo de datos a la vez.
- Son como dioses.
- Bueno, quizá no sabrás que hubo un tiempo en que se los llamaba "disminuidos". También las personas con mutaciones eran infravaloradas.

Ella se quedó con una cómica mueca de duda en la cara, como si no creyera lo que estaba diciendo.

No soy muy docto en la materia, pero a medida que mi trabajo se especializó en el mantenimiento y restauración de ampliados el tema me interesó más y más, estudiando la historia de estas pobres personas que habían sido tratados a voluntad por el resto desde hacía muchos tiempo.
Hace algún tiempo las claves de criptografía se construían a partir de enormes número primos. Con el tiempo y la capacidad de las nuevas computadoras biónicas, el sistema se volvió poco fiable: hasta un niño de 5 años podía desencriptar los archivos más secretos de cualquiera.
Los avances en genética proporcionaron una nueva forma de asegurar la privacidad de los datos, a partir de la codificación. personal e intransferible, a partir de lo que se llama comúnmente criptografía base ADN-23.
Luego se dieron cuenta que algunas personas, sobre todo con diferencias genéticas marcadas, tenían un tipo de ADN o una configuración cromosómica diferente.
Ellos fueron los escogidos para guardar la información de muchos otros, cuyo ADN fuertemente tratado y modificado podía ser fácilmente hackeado.
Así, los avances más importantes de cyborización se hicieron sobre estos individuos, que como decía mi dulce pupila, les proporcionaron poderosas herramientas sobres sus cerebros, llegando al nivel de los dioses.
Ellos son tan valiosos hoy en día como lo fueron en su día los números primos fuertes.
Solían ser engendrados en las reservas, y casi todas las ocasiones sus habitantes los escondían para que no "se los llevaran". Esto había generado un conflicto de tráfico de personas que escocía a mucha gente. Era un tema delicado.

Seguimos con el análisis, conectándolo a las terminales.

- Veamos, hay varios sectores de su memoria cyborizada que están "carbonizados". Por lo visto ha debido de tener un corto.
- ¿eso es poco frecuente no? Ahora que los circuitos son totalmente neuronales...
- Se da el caso algunas veces, cuando la información a almacenar es mucha, o se intenta sobreescribir memoria, o se intenta acceder a ella de maneras poco lícitas.
- ¿cree que ese es el caso?
- no lo sabremos con seguridad hasta que no podamos reanimarle con su cerebro a nivel básico. Muchas veces ellos saben mejor que nadie qué ha pasado, pero no lo pueden resolver.
- ¿eso es lo que haremos? desconectaremos todos los circuitos y le preguntaremos, ¿así de simple?
- tenemos que empezar por algo.

Tras una operación complicada con nanocirujía dejamos al sujeto desconectado de todo ese gran peso que parecía llevar y esperamos a ver si se levantaba.
A veces no ocurría nunca, como en muchos de los casos que teníamos "almacenados" en las salas de mantenimiento.
Mientras tanto pasamos lista a todos los demás por si había cambios.
Tomamos Mascafé en la salita, ella modificaba su avatar en su consola Oculus para saber qué se pondría para una fiesta a la que había sido linkada.

Siempre recordaré aquel grito desesperado que oímos, por primera vez en nuestras vidas, que contenía sufrimiento e incomprensión.

Fuimos lo más rápido que pudimos pero ya era muy tarde, la sala de mantenimiento era una carnicería.
Nuestro amigo había desconectado a todos y cada uno de sus homólogos, los había separado de las consolas de cualquier manera, y muchos de los circuitos (algunos bastante antiguos) estaban desparramados por el suelo.

Cerramos la sala como pudimos y conectamos con la seguridad del recinto para que nos ayudaran.

Cuando lograron reducir a Jonny 42 y tranquilizarlo con grandes dosis de dopamizepan, aquel balbuceo incesante se convirtió en un mensaje más legible, aunque todavía distaba mucho que pudiéramos entenderlo del todo.
Mi estructura familiar no tenía nada que ver con la que pudieran tener otros grupos sociales, y mucho menos con las relaciones arcanas de los habitantes de las reservas.

Solo decía "quiero ir con mi mamá!" y curiosamente, al borde de la brecha que nos separaba a ambos, a parte de que mi intelecto y el suyo fueran tan dispares, el mensaje llegó a alguna parte de mi cerebro que no supe identificar, e hizo que por primera vez en mi vida experimentara qué se siente cuando cierta cantidad de solución salina se desliza por el rostro, vertida directamente desde mi glándula lacrimal.


domingo, 12 de enero de 2014

Volver donde lo dejamos

- ¿Sabes porqué estás aquí?
- Supongo que sí, me vais a quemar. Voy a salir despedido por esa puerta y nunca más se supo...
- Creo que entiendes las repercusiones que tiene tu trabajo en el mundo, perdón, jeje, en los mundos, en los que vivimos.
- Yo sólo trataba de desviarme un poco de las tendencias. Estoy harto de seguir el camino que otros me dictan.
- Ya nadie dicta tus caminos. Vuestro trabajo es realmente complicado, si ninguna máquina puede realizarlo es que realmente vale la pena. Pero aún así ¿sabes cuántos hay allí afuera capaces de reemplazarte? ¿sabes que en cuanto liberamos la programación de la RV la gente se volcó en compartir sus fantasías sin freno? ¿sabes cuánto estamos perdiendo?
- No lo entiendo, no entiendo qué estamos perdiendo. ¿dinero?
- Desde luego que no, no seas estúpido. El dinero es una nimiedad ahora mismo. Estamos perdiendo prestigio. Las empresas como la nuestra tienen una vida muy corta. Sin embargo nosotros estamos aquí desde el principio. Pero estamos perdiendo, hummm,¡magnetismo!
- ¿y eso es culpa de la gente que ya puede hacer realidad lo que imagina? ¿o es culpa de que la era de la RV precocinada a llegado a su fin?
- No sé, en fin, no puedo predecir el futuro. Lo único que sé es que la gente hace cosas realmente vulgares. Vosotros tenéis en vuestras manos el buen gusto, la capacidad de creación, la elegancia de las físicas reales. Sabéis lo que hacéis y el resultado es bueno por eso. Pero toda basura que meten los nuevos... Esos idiotas no tienen ni idea de física de integración, ni de sensosimulación, ni principios, ¡ni gusto! solo saben sacar a la luz sus más tórdidas fantasías. Uno también se cansa de eso.
- ¿Entonces? Yo intenté darles lo que querían, pero con la elegancia de la que hablas! No entiendo porque he sufrido esta persecución!
- Digamos, que lo que has hecho... está "demasido bien hecho". Y puede ser peligroso. Llevas a la gente por un mal camino.
- ¿lo has vivido, entonces?
- Yo no necesito meterme en esas consolas de adolescentes para comprobar vuestros resultados. Sería poco ético. Simplemente me informo a través de las estadísticas. Decían que lo tuyo era muy bueno.
- Yo diría que solo es transgresor, y bello.
- No me han llegado reportes de belleza, precisamente.
- Mira, no quiero perder más tiempo. Si estoy aquí para que me despidas, hazlo. Ya me buscaré la vida.
- Ya no hay nada que buscar.
- Te equivocas. Y es la segunda vez.

Cerró de un portazo la puerta. Yo ya estaba levantado mirando por la ventana de mi oficina, a más de 2 km de altura sobre la altura del mar, sea lo que sea eso.
Era uno de los mejores creadores de mundos virtuales, pero esta vez las presiones de los de arriba fueron determinantes.
Querían promover una serie de "valores" en los productos para remarcar su naturaleza posthumanista, con fuerte acento en lo de humanista.
Le había mentido. Por supuesto que me había metido y lo había probado. Y su trabajo era realmente bueno. Pero tenían razón los de arriba: tanto esfuerzo hasta ahora para deshacernos de emociones contradictorias, tanta evolución en todo tipo de productos tecnológicos para eliminar las sensaciones tóxicas de nuestra mente, tanta inversión en la felicidad... parecía demasiado rebuscado el hecho de que, habiéndolo conseguido (al menos en el 76,453% de la población), nuestros mundos virtuales se utilizaran ahora para volver a despertar a nuestros demonios.

Pero por lo visto, analizando la historia a través de los procesadores gráficos, podías comprobar que habíamos dejado de sentir ciertas cosas.
Desde hacía por lo menos 22 generaciones, había términos que se habían dejado de utilizar.
Había ciertos límites que no quisimos traspasar, eso es verdad.
Hubo una época oscura, en que estuvimos al borde de un precipicio nihilista, en el que los neuroquímicos se dieron cuenta que a través de una nanoválvula podíamos segregar o inhibir hormonas, receptores y enzimas a placer y dar así satisfacción a todos nuestros apetitos "desde dentro".
La historia de las relaciones humanas terminaba ahí, porque el estímulo era ya innecesario. Y no había límites.
Pero gracias a que 3 años antes se había implantado el módulo de Respaldo de Decisiones, las ideas de esos locos hedonistas quedaron enterradas en el olvido: parecía un poco hipócrita por parte de la sociedad, pero en realidad, era solo miedo.
La brecha que se estaba creando entre integrados y no integrados era ya enorme, y con eso solo íbamos a conseguir sentir una nostalgia sorda, como cuando dejan de interesarte las mujeres cuando cumples más de 140.

Lo que más me gustaba del producto de mi genio loco recién despedido era que la realidad solo se construía con personajes y escenarios que estuvieran en tu memoria de nivel 2 (la que contenía tus datos de 20 años atrás). A partir de ahí las emociones surgían nuevas y perturbadoras.
No había personajes inventados, ni lugares desconocidos, ni dragones, ni entornos éxoticos.
Se te permitía volver a jugar con todos los objetos que ya pertenecían a tu mente, pero sin poder modificarlos.
Así podías simular que tu hermana era tu amante, que el centro de desarrollo creativo en el que pasaste tu infancia se incendiaba, volver a tener una conversación con un amigo de hace mucho tiempo, o ver a tus descendientes de nuevo crecer, si se ha dado el caso de que te lo has perdido, como me pasó a mi.
Podías modificar las decisiones ya tomadas y vivir a través de un simulador aleatorio otro camino.
El simulador era realmente bueno, recogía datos ordenados por temporalidad y detalles que uno no es capaz de recuperar, como el olor de un amante, el vestido de aquella chica que conociste en una fiesta o la luminosidad de un día de verano en los arrecifes del Ártico. Y los reproducía perfectamente.

Aunque decían lo contrario, todos los directivos habían probado también la herramienta. Con resultados y opiniones muy diversas. Aún así todos coincidían: aquello generaba desasosiego sin límites.
El pasado es ahora maravilloso teniendo en cuenta las supresiones de recuerdos negativos de raíz, eliminándolas incluso del nivel de memoria 5 (antes conocido como inconsciente).
Según la definición que he encontrado en iPedia, podría decir que hay pocas cosas que produzcan "miedo existencial" en nuestro mundo actual.
Esta era una caja de Pandora que nadie quería abrir.
Por cosas más pequeñas habíamos tenido varios colapsos sociales.
Y los directivos no querían tener esa penosa herencia en sus espaldas.
La historia de los neuroquímicos estaba todavía muy fresca. La sociedad se estaba volviendo algo muy frágil y costoso, desde que éramos nosotros mismos los que manejábamos las riendas.

Hicieron un estudio de viabilidad con mindmiches y la decisión quedó zanjada. Había que eliminar el programa y también a su creador. El pobre diablo saldría del edificio pensando que ya nada peor podía pasarle. El problema era que, una vez llegado al nivel de transportes, unos socios le esperaban para que NADA más pudiera pasarle. Nunca más.

Yo abrí una consola de privacidad en mi consola Oculus VR para comenzar una operación financiera.
Iba a transferir todo mi dinero a un centro asistido de mantenimiento vital virtual.
El problema de la responsabilidad de elegir, es que a veces tienes que probar cosas que te cambian por completo.
A mi me había tocado probar el hecho de poder revivir mi vida de otra manera. Todas las veces que quisiera. Más bien durante el tiempo que pudieras seguir pagando las costosas camillas de inducción de un centro de mantenimiento asistido privado. Gestionaban incluso el cambio de identificación.
La perspectiva de perder a mi familia y mi trabajo, no me producían otra sensación que sosiego y pasividad. Podría volver a encontrarlos.
Podría llenar todos los vacíos que dejaron las decisiones que no tomé y responder todas las preguntas que se quedaron atrapadas en mi garganta.

En la reunión semestral de directivos notaron mi ausencia. Lanzaron ping a todos mis terminales y buscaron en todos los rincones del enorme armazón de kilómetros de altura y anchura que constituía mi ciudad.
Mientras tanto, yo estaba, 15 años atrás, cerrando de un portazo la casa de la que actualmente es mi mujer "para siempre".