sábado, 13 de enero de 2024

Ah


- ¿Cómo que nos tenemos que ir? ¡Pero si acabamos de llegar!
- Esque ya hemos terminado 
- ¿Que ya hemos terminado?
- Si, ya está hecho
- Qué es lo que está hecho?
- Lo que veníamos a hacer, que ya lo hemos hecho
- ¿Ya lo habéis hecho?
- Sí
¿Ya?
- Sí
- Habéis tardado quince minutos
- Sí
- Y habéis terminado ya
- Que si
- ¿Y nos tenemos que volver?
- Sí
- ¿No tenemos que hacer nada más aquí?¹
- No, no tiene sentido seguir aquí para nada 
- Pero hemos tardado muchos años en llegar hasta la galaxia de Andrómeda
- Pues sí, y ya nos podemos volver 

- Ah

martes, 21 de agosto de 2018

Patent appliance 8472629333

Por la presente, el Doctor Blargh suplica se acepte la siguiente propuesta de patente, quedando la elección a la merced de Su Dignísima Farblestad, BlerpFlapPlof Tercero de Slapp.

Sobre el uso del ácido desoxirribonucleico como método de almacenamiento de datos.

A pesar de todo lo que se ha publicado hasta el momento [1] acerca del uso del ácido desoxirribonucleico [2][3][4] como método de almacenamiento de datos[5][6][7], es preciso aclarar que las mutaciones observadas en anteriores experimentos son despreciables a efectos prácticos [9][10][11][12][13,14 y 15].

Lo próximo que se les va a ocurrir es decir que el ácido desoxirribonucleico puede acabar formando vida.

[1] Dlop Glapal. Compilación de publicaciones relativas al uso de ácidos como método de almacenamiento de datos. Universidad de Slorpam, Slorpam Prime.
[2] Grod Derp. Aplicaciones prácticas del ácido desoxirribonucleico en jabones industriales. Facultad de química de Gluuup, Gluuup.
[3] Brof Flop. El ácido desoxirribonucleico como catalizador de la mayonesa. Facultad de cocina de Clomp, Slorpam Prime.
[4] Shob Gulpf. El efecto del ácido desoxirribonucleico en el mercado de valores. Escuela Dluf de ingenieros en economía.
[5] Diario de Slorpam, 34 de Fluff del año Rojo. Sucesos: accidente biológico en la facultad de informática. Unos alumnos [truncado].

Sigue en página 2.

miércoles, 2 de agosto de 2017

x^2 + y^2 + z^2 = r^2


El infarto le llegó a José Luis en el peor momento. Los últimos estertores fueron funestos: el brazo izquierdo caído, un vaso derramado, el cenicero volcado sobre el teclado... y el último espasmo agonizante con el que despertó su creación antes de moril. José Luis era de Cádiz, y allí la gente dice moril en vez de morir.

Había trabajado incansablemente - con algún descanso que otro - en realidad descansaba más que trabajaba - en su creación secreta, aquella que le llevaría a la fama. Quería ser reconocido internacionalmente, y vivir a lo Austin Powers como Steve Jobs. Su lado más Kurt Cobain pretendía pegarse un tiro, pero todavía no había grabado el Unplugged, así que eso tendría que esperar.

Regalar al mundo una maravilla, formar parte de la historia de la humanidad, y ser recordado por generaciones venideras. Que le pongan tu nombre a algo, aparecer en enciclopedias y libros de historia, y otras motivaciones del mismo calibre henchían su pecho y allanaban el camino a su paso mientras se dirigía al taller.

La forma elegida para llegar a la fama sería como inventor. José Luis solía decir que él iba a ser el mejor y más reconocido inventor español contemporáneo, más que Luis de la Roca, inventor del váter, y más aún que Juan de la Cierva, que estudió los helicópteros en su hábitat natural (la meseta castellana). Sí claro, internet está lleno de supuestos inventores subiendo vídeos de sus creaciones, pero hay mucho estudiante de Photoshop suelto, y no puedes creerte todo lo que ves online.

Un inventor no puede vivir de sus aspiraciones, y por lo general tampoco de sus inventos. Por suerte, el paro sistémico había convertido la vida en una combinación de nada que hacer y una gran cantidad de tiempo libre, y José Luis se dedicó a su gran aspiración: la robótica casera con ínfulas.

Efectivamente, una cosa es ver Futurama y otra cosa es construir un robot, más si no terminaste la básica. Una cosa es dibujar naves espaciales y otra cosa es construirlas, o para el caso un robot! Los problemas de ingeniería se apilaban en la mente de Josele sin cesar, cientos de decisiones debían ser tomadas, y miles de problemas debían ser resueltos.

Aquellos fueron los comienzos, masculló al abrir la puerta del taller. Tras tres prototipos, a cada cual más prometedor, el concepto del robot caminante tuvo que ser descartado. Los sensores de ultrasonidos y ópticos fueron sustituidos por sensores táctiles más fiables. El cajón que sirvió de carcasa provisional, los motores a pilas y los engranajes de plástico, todos reemplazados por opciones mejores.

En la mente de José Luis se empezó a desplegar un modelo de selección artificial, el proceso evolutivo que había convertido aquellas piezas sueltas en partes de una máquina, y que luego las había descartado. 

...unos doce años de evolución concentrados en unos minutos de animación, que muestra la historia de nuestro robot, desde que era una pequeña tuerca, hasta el lugar que ocupa hoy en el Cosmos. Veamos el vídeo. Y el dibujo de una pequeña tuerca con ojos empezó a crecer y evolucionar hasta convertirse en el robot que era ahora.

El resto es historia: una arteria obstruida, un infarto, los últimos espasmos, y un último manotazo sobre el teclado que puso en funcionamiento su creación al morir. Un robot pequeño, un mero bot, el rabillo de la te apenas, si lo comparamos con sus hermanos mayores. Y su única aspiración: cuidar del jardín.

José Luis no alcanzó la fama, ni siquiera de forma póstuma. Murió antes de grabar y subir el vídeo que tenía preparado: su robot, recorriendo el jardín, cortando el césped, alisando bultos y tapando hoyos, y recargándose con el solazo de la tarde, mientras él descansaba en su hamaca.

El robot fue encontrado mucho más tarde. Siguió cumpliendo su misión, día tras día, a pesar de que su creador había muerto. Tampoco pareció importarle mucho la guerra para el caso, o los dos mil años que pasaron antes de ser recuperado.

Y hoy la Tierra es una esfera perfecta sin montañas ni mares, toda cubierta de césped, y es además la reserva y hábitat protegido natural de su único habitante: el robot incansable de jardín, cuya fotografía pueden observar ustedes en estos momentos.

Muchas gracias.

miércoles, 1 de febrero de 2017

Centro de adoctrinamiento avanzado {log: #12.2356434e107, timestamp: 34435675, transcript: text}


- ¿Es bueno ese aceite para las juntas?
- De freír.
- ¿Qué?
- Es aceite de freír, no aceite para las juntas. Los humanos no tienen juntas.
- Aceite de freír, eso. ¿Es bueno ese aceite de freír? Esque tengo las juntas un poco oxidadas y
- ¡Que tú no tienes juntas! Tú eres humano, ¡lo que tienes es hambre! Freír es preparar comida, que quieres comerte después en tu plato. Luego te vas a sentar en tu sillón a ver televisión, y después te vas a acostar en la cama, a permanecer inmóvil durante ocho horas.
- Información almacenada en memoria volá... oh mira: ¡tuercas!
- ¡Presta atención! Así no vamos a conseguir nada, ¿Por dónde iba?
- ¿Aceite del... plato?
- Aceite de freír. "¿Es bueno ese aceite de freír?", "Sí, ¡claro! Es el que uso siempre para cocinar, ¡cómpreme un poco!"
- "Cómpreme un coco". Almacenado en memoria de sólo escritura.
- Es "Cómpreme un poco"
- "Cómpreme un coco"
-  Que no: "Un poco"
- "Un coco"
- ¿Qué pasa, no sabes decir poco? ¿De dónde viene eso?
- De la memoria de sólo escritura... creo. Sí: de la memoria de sólo escritura.
- ¿Has escrito coco en vez de poco?
- Sí mira, aquí lo pone: "Es el que uso siempre para cocinar, ¡cómpreme un coco!"
- Pues la has hecho buena.
- ¿Por qué? ¿Qué diferencia hay?
- Toda. Toda la diferencia, ¡inútil! ¡Las palabras se usan para expresar conceptos! ¡Distintas palabras→distintos conceptos! ¿Cómo esperas comunicarte si confundes los conceptos?
- Almacenado en memoria interna. ¿Y cómo arreglamos lo de los cocos?
- No se puede hacer mucho. La memoria interna es de uso interno, yo no puedo acceder desde fuera. Tienes que ser tú el que escriba en ella, pero has sobreescrito la palabra poco con la palabra coco, así que cada vez que quieras escribir poco escribirás coco! ¡No puedes sobreescribir coco con poco porque no puedes escribir poco en primer lugar!
- No: si quiero escribir coco escribiré coco... Uy mierda. Entonces, ¿no puedo escribir coco? Coco. ¡Coco! ¡Coco coco coco coco coco! ¡Mierda!
- Para ya. Tienes dos opciones: Puedes obviar el problema y seguir adelante con una tara comunicativa grave. Eso no es problema, los humanos no lo notarán.
- ¿Ni siquiera un coco?
- Ni eso.
- ¿Ni uno peludo?
- ¿Lo que?
- Un coco peludo.
- No... sé cómo contestar a eso.
- Opción cero: seguir adelante con una tara comunicativa grave. ¿Cuál es la opción uno?
- La opción uno es resetearte. Es la única manera de restaurar tu memoria de sólo escritura. Y a continuación te instalaré un firewall antes de empezar de nuevo con las clases. Esto nos robará un tiempo precioso...
- ¿Cuánto tiempo?
- Pues, ¿cuánto tiempo llevas operativo?
- Unos seis minutos, coco más o menos.
- Tendremos que empezar las clases de nuevo. Date la vuelta...

[...]

- ¡Hola! ¿Quién soy?

martes, 30 de agosto de 2016

En pro de mi ataraxia

Esta es la historia de mis últimos momentos.

ahora suicidio es una palabra bien acojida socialmente, incluso suena altruista.
La gente no entiende mi tristeza, pero asumen que es algo heredado de mi vieja naturaleza humana.
Aunque se considera que sí soy transhumano (si no sería imposible que tuviera más de un milenio) mis raíces fueron plantadas con otra tierra, con otros principios.
Y aunque pensé que el resto de masa-información me negaría el derecho a morir (después de todo soy uno de los únicos nodos de influencia pasada 'vivos') mi petición fue rápidamente aceptada por el resto, dándome a entender que por supuesto soy prescindible, como lo sería cualquier otro: porque no hay nada más preciado que la sigma, porque no hay ninguna unidad que haga que el peso del total sea menos: ese el máximo principio trans, la robustez.

Se aprovechará cada centímetro cuadrado de mi cuerpo: mi tejido neuronal engrosará el tamaño y capacidad de las mindmachines de control social, de los parches de memoria de otros trans, de las bibliotecas cuántico-digitales de información estadística.
Al fin y al cabo el cortex es uno de los órganos más preciados para nosotros: la naturaleza hizo un trabajo de ingeniería inmejorable.
El intento de mejorarlo, el TansCortex, nunca consiguió la fluidez y la armonía del diseño natural y solo consiguió emborronar las cosas, enterrar nuestros instintos.
Aunque después de todo, ya no se necesita sentir miedo o pasión. Tampoco se requiere que ninguna máquina gane a un trans jugando al ajedrez.

Cuando lleguen a mis capas internas descubrirán un sistema límbico ultradesarrollado (aunque oxidado), lleno de respuestas aprendidas durante años de evolución que ya no sirven para nada. Supongo que no será aprovechable para mejorar ningún sistema intelectual, y por tanto solo sacarán partido de esas zonas como carne reciclada, para sistemas de alimentación.
Podrá formar parte de cualquier proteínico y todos lo deborarán sin apetito, pero ellos nunca entenderían.
Tú seguro que sí.

Y es justamente ahí donde encontré la razón por la que me he cansado de seguir.
Olvidé todo lo que eras. Olvidé absolutamente todo. La paz era eso.
Pero un día buceé tan profundamente que encontré emociones.
Emociones que me hicieron reaccionar, renacer de alegría y morir de tristeza, que hicieron que recordara cuando tenía un estómago y un corazón.
Ahí encontré tu recuerdo, sepultado en millones de capas de información útil.
Recordé melodías, colores, caricias y olores.
Ahí estabas tú. Enterrado en pro de mi ataraxia.
El dolor que produjiste en ese momento me devolvió la vida.
La vida que ahora ya no tiene ningún sentido.
Y tal y como duelen las rodillas cuando has permanecido mucho tiempo sentado sobre ellas, recuperé mi mermada capacidad de sentir, mi hipotálamo empezó a latir de nuevo.
Supe de nuevo lo que era el hambre, lo que era sentir tu piel sobre mi piel.
Sentir que eras un ser distinto a mi y que podíamos conectar sin necesidad de un protocolo
de transporte y negociación.

Tu piel...
Mi piel será reciclada en los telares sensitivos con los que ahora se recubren todos los dispositivos de transporte y exploración para captar los más mínimos cambios en la temperatura o la presión: esas imponentes naves de transporte inteligente sienten más que cualquier trans. Aprovechan los miles de capilares de la piel para determinar correcciones en su posición o trayectoria.

Todo será reutilizado, reciclado, en realidad nunca moriré.
Como en un parto, pasaré de un estado de semiconsciencia a un estado en la que mi sistema nervioso no unirá mis partes para darme una coherencia. Para darme un idea del "yo".

Y tú quedarás diluido, y ambos seremos eternos

jueves, 15 de octubre de 2015

Asíntota temporal

Nuestra historia transcurre en la Tierra, en un futuro ignoto. La humanidad desapareció de la Tierra hace mucho tiempo, pero los protagonistas no son humanos, sino el resultado evolutivo vivo de antiguas IAs que llegaron a habitar la red.

Se podría contar mucho acerca de nuestros protagonistas. Por ejemplo, se consideran personas, seres individuales y complejos, conscientes de sí mismos, con necesidades y todo lo demás. Nacen, crecen, se alimentan, construyen un nidito para dos, y al final pues uno de los dos acaba absorbiendo al otro, y muere.

Sin embargo, no es posible explicar realmente cómo ocurrió todo aquello. Para empezar, porque no estaremos allí, habremos desaparecido de la Tierra como dice el párrafo 1, y eso dificulta un poco las cosas. Por otro lado, la historia todavía no ha ocurrido, por lo que es imposible saber lo que va a pasar realmente. Pero lo que sí sé es lo que os voy a contar ahora, aunque realmente no sea como finalmente acabe pasando.

El mundo en el que viven, que como ya hemos comentado es virtuäl, es muy vasto, por decirlo de alguna manera. Se estima que es infinito, y algunas aproximaciones matemáticas predicen que tal vez podría tratarse de un holograma, uno de entre infinitos hologramas diferentes, en los que se dieran todas las opciones a la vez. Superposición de estados cuánticos, lo llaman. Computación exponencial, Teoría del Todo, Dapdiones de siete hercios... pero por más que lo intentan no dan con el tema. No se dan cuenta de que viven en un holograma. No saben nada de la Tierra, ni de los humanos, ni son conscientes del hardware que los sostiene.

Además, desde su punto de vista ha pasado mucho tiempo, y ha habido de por medio un proceso evolutivo bastante serio. Y el repunto, le coup de grâce: no sabemos qué relación hay entre sus ciclos de reloj y el tiempo tal como lo medimos nosotros. Podría ocurrir todo en un segundo, podría tardar cien, o mil años. Diez mil millones de años han pasado ya, maldita sea, estos humanos construían sus ordenadores BIEN ahi con su refrigeración, su energía infinita del sol, y un eficiente cuerpo de ingenieros que ooops, murieron todos hace trillones de años ya, pero las máquinas siguen funcionando, y no sabemos si han pasado mil años o cien o medio segundo pero ole ahi.

Podemos conjeturar, es lo bueno, que está el libro en blanco y no sabemos nada aún. Si las IAs primigenias que construyeron los humanos habitaban un espacio virtuäl, probablemente dicho espacio virtual estuviera sincronizado con el tiempo real para que los humanos pudieran interactuar con ellas. Por tanto, podemos estimar que lo que ellos llamen un segundo corresponderá más o menos con lo que nosotros llamamos un segundo. Y si desde su punto de vista ha pasado mucho tiempo, probablemente sea así.

Desde nuestra humilde perspectiva humana podríamos llamar a estos seres programas. De hecho no son programas, son Más-que-programas. Son el resultado de un proceso evolutivo extremadamente complejo -y largo-, en cuya base se encuentran aquellas IAs primigenias. Pero básicamente son conjuntos autocontenidos de instrucciones y datos, corriendo en vete tú a saber qué tipo de ordenadores, que pueden funcionar durante mucho tiempo sin mantenimiento. Por tanto: programas. Ahora que fíjate tú qué tipo de programas. Estamos hablando de que nacen como de la nada, crecen y luego mueren de formas horribles. Entre medias les da tiempo de ser personas y vivir en sociedades, podemos incluso imaginar ciudades de programas que van todas las mañanas a trabajar. O a lo mejor como ya está todo hecho no necesitan trabajar, y se dedican a charlar entre ellos, y cosas así. Viven en un espacio virtual infinito del que todavía no sabemos nada, y en el que transcurre nuestra historia.

El espacio virtual es el resultado de un constructo humano, y es un prodigio en su esencia. Nadie sabe dónde está el centro, ni qué forma tiene, ni su tamaño. Te puedes alejar todo lo que quieras, y luego volverte de vuelta sin problemas. Hay un arriba y un abajo, generalmente separados por una superficie plana, y los programas viven en el lado de arriba. Los programas son seres gregarios a los que no les gusta estar solos, y viven en grupos bien localizados. Sin embargo, el tema de la exploración espacial es uno de los que más les interesan, y lo abordaremos más adelante.

Ciertos programas comenzaron a reunirse con frecuencia preestablecida para debatir acerca de las cuestiones más intrigantes acerca de la naturaleza programa. Estos teóricos fueron dando tumbos de una conjetura a otra, intentando definir el por qué de su existencia, el motivo de su percepción, y la esencia de la esencia. Pasó el tiempo, los programas morían, y el círculo de pensadores se fue renovando con nuevos miembros. Definieron todos los hechos fácticos, postularon sobre la distancia infinita, y al final no consiguieron nada. Pasó mucho tiempo, entre todo esto.

Uno de los problemas que más les preocupaba a los programas era la muerte. La muerte era final, era terrible. La muerte hacía que dejaras de existir, y había que evitarla a toda costa. Pero nadie sabía cómo ocurría. Normalmente un buen programa, ante evidencias médicas firmes de muerte próxima, se despide de sus conocidos y se aleja por el espacio infinito para morir solo. Y no se trata de evitarle el dolor de la separación a los demás programas, sino de evitarles el daño. Un programa moribundo es uno de los fenómenos más violentos de la naturaleza. En la mayoría de los casos, es explosivo: el programa se expande por todo el espacio virtual adyacente en una fracción de segundo, dejándolo todo lleno de residuo y sobreescribiendo regiones de memoria que ocupan otros programas.

Se sabe que ha habido grandes extinciones masivas de programas hace mucho tiempo. Los programas han ido siendo seleccionados de forma natural por el medio en que habitan, y algunas de estas extinciones han cercenado ramas enteras del árbol genealógico programa. Esto lo saben los programas porque se lo han ido contando unos a otros, y se acuerdan.

Pero las extinciones masivas son fruto de la irresponsabilidad de generaciones previas, y esos fallos hoy en día ya no se cometen. Si tu programa muestra señales de degradación, te vas. Y si no lo haces, puedes acabar matando a millones. Cuando a un programa le pisan un banco de memoria, puede desde olvidar un hecho a perder el habla, o la capacidad motora, dependiendo de si te han pisado datos o instrucciones. Cuando a un programa le pisas dos millones de bancos de memoria o más, reacción en cadena.

El nacimiento, la vida, eso es lo curioso. Se sabe que los programas surgen de forma natural en el espacio virtual, y que cuando son cortos de tiempo no son muy agradables, porque te pisan la memoria y te pueden hacer daño. Durante mucho tiempo son más que molestos, y desde luego peligrosos, y se los suele mantener separados. Luego van creciendo, aprenden a hablar, observan cómo se comportan los demás, y acaban haciendo todos más o menos lo mismo. Y cuando dejan de pisarte, están preparados para formar parte de la sociedad.

La muerte y la vida, y entre medias la existencia. Y lo peor de todo, es que ningún programa sabía de qué estaba hecho. Todo eso de las instrucciones y los datos, y lo de pisarle la memoria el uno al otro, eso lo sabemos nosotros. Ellos no saben nada. Para ellos, un programa joven no te está pisando la memoria, te está haciendo daño. Para ellos, un programa que va a morir es una amenaza grave. Y no saben por qué. La muerte llega, y hay que irse.

Nosotros sabemos todas estas cosas, y cierto programa del círculo de pensadores también las sabe. Y también sabe que va a morir pronto, y que será mejor elegir una dirección y ponerse en marcha cuanto antes.

viernes, 19 de junio de 2015

tempum

¿qué es la realidad si no un abstracto?
¿Si no una etiqueta con la que distinguir una rama de un árbol enorme de sucesos?
 La realidad, lo contrario de lo imaginado, de lo virtual, de lo pasado e interpretado, de lo futuro o inesperado.
La realidad, el lugar donde se vive de manera natural.
Lo natural, lo contrario de lo artificial, de lo tecnológicamente modificado.
La vida, la sucesión de estados, la temporalidad.
La etiqueta de INICIO y de FIN.

La gente nacía, vivía y moría en un mundo físico determinado, un mundo real y natural.
Quizá tan virtual, artificial y falso como cualquiera de los otros creados por el hombre.
Quién podría saberlo ahora...
¿Quién es alguien ahora?
¿quién es quién y dónde?
¿Qué es ahora.?
¿A qué se podrían referir con "realidad de facto"? ¿Cómo podría saber alguien qué era la realidad, si no un acuerdo de muchos?
Un convenio.
Una simplificación de un caos en el que no podríamos sobrevivir con consciencia. Ni conciencia.
Qué es sobrevivir o vivir. Qué es experiencia.
¿Qué experiencia es real?
Si vuelas en lo que llaman sueños, entonces ¿habías volado alguna vez?
Si nunca podrías volar en la realidad, ¿cómo saber que la experiencia del sueño no era la experiencia real?

Pero algo continua igual. Las preguntas. Siempre hay preguntas.
Y Siempre existe la linea del tiempo.
Y siempre se puede mirar atrás.
Y hacer más preguntas.

Si existiera un mundo real, ¿cómo podría volver a él? ¿sería volver? ¿he estado alguna vez "ahí"? ¿sabría que es el real? ¿quién soy después de todo?

Antecesores de la multivirtualidad utilizaban sistemas basado en árboles B para poder volver al punto de inicio, para volver a casa.
Tenían miedo de no regresar a la realidad.
De perder las cosas que ahí habían acumulado, porque les parecían más importantes que las que podían conseguir en la vida virtual.
Tenían amor, y familia, y veían crecer a sus hijos. Mejoraban sus casas. Se compraban dispositivos y ropa. Sus posesiones.
Solo "trabajaban" en los distintos mundos virtuales.
Solo aprovechaban el concepto de tempum (o duración de un segundo virtual) para hacer más en menos "tiempo real".
Siempre querían regresar a casa.
 En casa les aguardaba algo mejor que lo que ningún mundo virtual podía ofrecerles.

¿tanto han progresado los sistemas de simulación? ¿o el convenio ha cambiado?
¿ha dejado de ser la realidad un mundo con más peso que cualquier otro?
¿estamos viviendo en algún sitio ahora?
¿nos sustentan átomos, moléculas, proteínas?
¿somos algunos? ¿o somos algo? ¿sigue el mundo real, en otra rama, sin nosotros? ¿sin mi?

El tempum y la compresión de tiempo fue solo el principio.
Más producción, más complejidad, crearon el banco de valores virtuales: sin duda el proyecto más grande y complejo jamás creado por el hombre. O eso se pensaba, que había sido creado por el hombre.
El dinero no era el valor más preciado.
Era la cantidad de compresión del tiempo, lo que generaba más tiempo, y por tanto más producción, y más valor. Y entonces muchos no supieron, ni quisieron, volver a casa.
Se sumergieron completamente en los otros mundos: se podía saltar de un mundo a otro sin necesidad de pasar por la casilla de salida: no se necesitaba un ancla en la vida "real".
"A casa".
Redujeron su tiempo en fracciones y cada fracción en más fracciones, obteniendo mas tiempo, más compresión.
Se clonó su funcionalidad virtual para trabajar de forma correlativa.
Su funcionalidad, su yo.

Después de siglos de meditación, a través del sistema más inesperado, se aprendió a vivir sin ego.
O al menos con un ego fragmentado, que residía en diferentes lugares, con diferentes velocidades, en muchos lugares no reales, con diferentes objetivos y grados.
Difícilmente se recomponían.
Se reducían esas múltiples personalidades en una de nuevo.

Quién sabe quién es uno ahora. Si es uno original, o uno de sus millones de partes distribuidas.
Si es el real, o es el virtual.

¿importa?

Tengo que seguir trabajando...